Primero es necesario aclarar que si queremos elecciones, pero de verdad. Si bien, las elecciones libres son un punto medular del sistema democrático, esto no quiere decir que al haber comicios exista una democracia. La democracia existe cuando un conjunto de elementos logran que el ciudadano tenga el poder de elegir y controlar a sus gobernantes; entre ellos la separación de poderes, la libertad de expresión, y por supuesto, el sufragio. ¿Puede utilizarse el voto como una forma de engaño para perpetuarse en el poder? Juzgue usted mismo.
En el momento en el cual al régimen totalitario de Chávez se le acabó el apoyo, mientras cada vez se le hacía más difícil ganar comicios electorales (aun con populismo, ventajismo, recursos del Estado y cualquier otra maniobra que se inventara), el régimen (representado en ese momento por Hugo Chávez Frías) empezó a transformar el sistema más elemental de la democracia en un instrumento personal para perpetuarse en el poder, manteniéndose, eso sí, dentro del margen de lo “legal”.
Cabe destacar que éste era el último de los elementos de los cuales disponía en ese momento el chavismo para autodenominarse «demócrata», de manera que, durante años, los venezolanos acudimos muy seguido a las urnas electorales, aunque cada vez perdiendo más el poder de elegir.
- Interpretando la ley a su favor.
En 2004 se convocó un referendo revocatorio presidencial, basado en el artículo 72 de la Constitución, el cual dice que cuando un número de votantes decide prescindir de los servicios de un funcionario electo, obteniendo una cantidad igual o mayor de votos que en el momento de su elección, éste se considera revocado.
Es decir que, con 3.989.000 votos a favor de la revocatoria, el 15 de agosto de 2004, sobre los 3.757.000 que lo eligieron en el 2000, el mandato de Hugo Chávez debía finalizar. Sin embargo, dicho referendo fue convertido en un plebiscito, el cual mantuvo a Chávez en el poder al obtener un mayor número de votos. A pesar de haber contado con la mayoría, si la ley se hubiese aplicado tal y como estaba prevista, el resultado habría sido otro.
- Mayor representación con menos votos.
“La técnica de la salamandra” originada en EEUU, consiste en modificar las circunscripciones electorales para obtener resultados distintos, y lleva ese nombre por la forma que obtuvo uno de los circuitos modificados en Massachusetts en 1812. A pesar de criticar fuertemente a EEUU y sus políticas, esta técnica le fue bastante útil a Chávez en las elecciones parlamentarias del 2010, ya que modificando los circuitos electorales, el PSUV con sólo el 48% de los votos, logró obtener 98 de 165 diputados a elegir.
- La trampa marca la diferencia.
Con total control del sistema nacional de identificación, el registro electoral abultado y sin auditar, un sistema frágil y a su medida donde un elector puede perfectamente votar por otro, y el ventajismo de siempre, apenas 141.000 votos marcaron la diferencia e hicieron a Maduro ganador de la elección presidencial. Quedó demostrado, en aquella ocasión, que el número de votos reales, sumado a los que se ejercen por coacción y suplantación de identidad, pueden vencer a la mayoría.
- No respetar el resultado.
A pesar del fraude colosal perpetrado por el régimen para las elecciones del 6 de diciembre del 2015, se estudió profundamente el sistema electoral y sus irregularidades, y se implementó con seis meses de antelación, un plan para la defensa del voto llamado “Cantaclaro”, propuesto por Vente Venezuela, caracterizado por ser una estructura dispersa en 4500 centros de votación, con 7 mil garantes del voto, en 18 estados del país, lo cual permitió ganar la Asamblea Nacional con 56% de los votos, para un total de 112 diputados. Poco después, mediante una sentencia del TSJ fueron destituidos 3 diputados, por supuesta compra de votos en el estado Amazonas, quitándole así la mayoría calificada a la oposición.
Pero este no es el único caso donde el régimen irrespeta el resultado. En el año 2009 Hugo Chávez nombró como máxima autoridad del Distrito Capital a Jacqueline Faría, quitándole las competencias y el 90% de los recursos al Alcalde Antonio Ledezma.
Es así como el voto, que ya había dejado de ser libre y transparente, perdió su capacidad para elegir, quedando solo como un adorno utilizado por la dictadura para aparentar una falsa democracia, copia fiel del modelo cubano.
- Si no les conviene, no hay elecciones.
En medio de cientos de irregularidades, y con el periodo de sus rectores vencido, el CNE viola el derecho de participación de los venezolanos eliminando la posibilidad de realizar un referendo revocatorio a Maduro, por orden de tribunales regionales responsables de anular el proceso de recolección de firmas en siete estados del país, rompiendo a todas luces el hilo Constitucional en Venezuela.
- Una farsa electoral que disuelve la República.
El poder electoral viciado, írrito, caracterizada por violar la Constitución, termina de quitarse la máscara, al admitir (sin someter a consulta nacional) las bases comiciales para realizar una Constituyente, la cual va contra los principios de igualdad, proporcionalidad y universalidad del voto, para finalmente, en unas elecciones que representan el fraude electoral más grande de la historia, ser cómplices de la disolución de la República.
Resulta ingenuo imaginar a unos individuos responsables de cometer crímenes de lesa humanidad y narcotráfico, entregando el poder tras ser derrotados en unas elecciones presidenciales. Participar en las “elecciones” y “diálogos” convocados por el régimen, es solo darle más tiempo a la dictadura. Tiempo en el poder es lo que realmente necesitan los tiranos.
Afortunadamente la mayoría de los venezolanos y el mundo democrático han entendido esta realidad, y no seguirán dando tregua a quienes cometen genocidio en Venezuela. Pronto recuperaremos la libertad para finalmente ir a unas elecciones libres y transparentes e iniciar la reconstrucción de la República.
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