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Morir de hambre 1, 2 y 3 veces al día se ha vuelto cotidiano y un verdadero sufrimiento para los venezolanos. Son muy pocos los venezolanos que hacen tres comidas al día en estos tiempos de Revolución Comunista, por no aseverar que ningún connacional goza de tan costosos y escasos manjares; pero que se convierte en un privilegio si hablamos de algún acomodado de la dictadura. Recordando aquel viejo adagio que dice: » el que reparte y reparte le queda la mejor parte».

Alrededor de un cuarto de la población está comiendo dos o menos de una comida al día; mostró un estudio reciente, al menos el 64% de la población perdió un promedio de 11 kilogramos de peso corporal en el año 2017. Una comida al día, ya es un lujo; con relación a los ingresos de hambre de un ciudadano cualquiera. Es decir, que no sólo hay una pobreza de alimentos, sino que también hay una pobreza de ingresos. Lo que no podemos hacer en medio de esta crisis humanitaria, es creer que la lucecita que se enciende es la luz del sol y que la mano que nos da la migaja; es la mano de Dios. ¡Cuidado! Porque nos estaríamos conformando con el hambre y la pobreza de nosotros mismos.

Necesitamos que haya alimentos en abundancia, suficientes para toda la población y solo lo lograremos cambiando el modelo económico, pero para ello, es imperativo la libertad política en primera instancia. Solo a través de la iniciativa e invención privada seremos capaces de acabar con el hambre, lo contrario es la economía del estado, ineficiente y clientelar donde solo se beneficia una minoría que no produce ni deja producir. La bonanza petrolera acabo con la producción nacional, acabó con el empleo, incrementó el gasto público y las importaciones, se olvidaron de producir las riquezas del país hasta que fundieron la economía nacional y el venezolano comenzó a morir de hambre 1, 2 y 3 veces al día.

No saben gobernar un país, la economía debe estar presente 1, 2 y 3 veces al día sobre la mesa; claro está, si no saben de esto, mucho menos sabrán que abarca a la vida misma de la sociedad.

La pobreza extrema en un país con innumerables potencialidades es inaceptable, el número de ciudadanos que deambulan por las calles en busca de alimentos es cada vez mayor y quienes hurgan en la basura ingiriendo productos no aptos para el consumo humano crece sin distingo de edades, ¿cuál será el estado emocional de una madre cuando su hijo no cena sin la esperanza a que desayune?

¡Señores de la dictadura! “Amor con hambre no dura», cuánto tiempo más pueden sostenerse ustedes en el poder con los ciudadanos pasando trabajo, con la violación permanente y sistemática de los principios más elementales de la democracia y con una minoría coaccionada, «barriga llena corazón contento» la gente está arrecha; porque siente que esto se acabó.

@bellosantiago