Diga, señor cura, que un sector opositor, no menos importante, en verdad se ha equivocado varias veces en la direccionalidad de las estrategias y tácticas políticas para enfrentar a la dictadura chavista, lo cual es muy distinto a que la toda la oposición no sabe conectarse con las mayorías opositoras, las cuales por cierto, buscan conectarse por sí mismas, cuando alguna dirigencia es torpe para hacerlo, lo cual hay que reconocerlo con valentía. No obstante, le voy a recordar al presbítero, al menos las dos últimas conexiones perfectas, las cuales fueron despreciadas por ese sector opositor: 1 de septiembre de 2016, más de 800000 personas en Caracas y la consulta refrendaría del 16 de julio de 2017, aunque no hay una conexión como la de 2015 cuando se arrasó en la Asamblea Nacional, y en efecto, todas esa conexiones fueron tiradas por la borda, mi señor. Luego de los aciertos y errores opositores, vivimos una dictadura que “no juega carritos”.
Ustedes, sociólogos, clérigos psicólogos, psiquiatras y demás especialistas de la materia, pierden el foco de la gravísima situación de ruina económica del pueblo, y no menos peor aún, el quebramiento emocional que padece hoy día nuestro pueblo. ¡Huy!, así sí estamos mucho peor, porque habría parido la abuela asimismo, para completar. Y mientras cierro el tema, sigo con esto: ”el pueblo no es de plastilina ni de hierro, es de carne y huesos (como sus dirigentes, por si acaso éstos no lo creen), el cual triunfa como también se rinde por hambre por algún tiempo, lo cual no quiere decir que éste sea desmerecedor, desvirtuosos fueron, quienes, desde la otrora oposición política, es decir, “los cabezas pensantes”, dejaban hacer, dejaban pasar las oportunidades de triunfo, porque sólo presupuestaban sus bolsillos, su capacidad de aguantar o de soportar la dictadura, pero no presupuestaron el bolsillo del pueblo pobre, cuya resistencia económica hoy día, no es capaz de soportar de pie esta hambruna, que lo lleva casi a la rendición por hambre. Por tanto, es menester que la lucha y empuje del Movimiento Soy Venezuela, sea “el vuelvan caraj…” de este tiempo.