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El evento electorero del próximo 20 de mayo se ha convertido en una ratonera para el dictador venezolano. Los personeros del régimen, muchos a la orden de la justicia internacional, no sonríen fuera de los actos públicos. El chavismo vive sus horas más oscuras, sumergidos en la desesperación, esa misma que comparten con la ciudadanía venezolana producto de sus políticas. Hoy ellos sufre por consecuencia y que, es la mejor de qué en el socialismo del siglo XXI, siempre se puede estar peor.

La comunidad internacional con una absoluta firmeza ya desconoce ese proceso eleccionario de facto. Dentro y fuera de Venezuela el llamado ha sido a suspender ese irrito proceso, desde la Conferencia Episcopal Venezolana hasta el Grupo de Lima se han pronunciado. En el fondo es de conocimiento público que en el país solo podrán existir elecciones libres y transparentes cuando haya ocurrido la dimisión del régimen. Sigue siendo un asunto existencial, se trata de la libertad. Sin embargo, Maduro aupado por Cuba, no da paso atrás y su ministerio de elecciones, llamado Consejo Nacional Electoral, ya tiene armada la nueva gran estafa.

Mientras tanto son pocos los que se pronuncian con firmeza sobre el redoble de la urgencia del cambio del régimen. Muchos liderazgos se esconden a la sobra de la fe religiosa o con eufemismo simulan una lucha sin rumbo, pero les cuesta convencerse de que la salida no vendrá de los buró de arcaicos operadores, ni falsos opositores, sino que vendrá de la fuerza de una ciudadanía que lo ha dado todo y ha sido burlada, del ejercicio legítimo y consonó de sus funciones de las únicas instituciones formalmente constituidas –la Asamblea Nacional y el Legitimo TSJ en el exilio- y de la justicia internacional.

Lo que no será un simulacro el próximo domingo será la movilización de la diáspora venezolana que en más de 100 ciudades en el mundo levantará una campaña global solicitando #JusticiaParaVenezuela a modo de pronunciarse frente al fraude y solicitar, a los demócratas del mundo, lleven a los personeros del régimen al único sitio donde merecen estar todos reunidos: La Corte Penal Internacional.

Por eso aunque Maduro baile, ningún convicto chavista tiene paz, pues cada vez son más las manos que se estrechan por la restitución de la democracia en el país caribeño. Muestra de ello fue lo ocurrido en el Puente Internacional Simón Bolívar que separa a Colombia y Venezuela, donde los Ex Presidentes Uribe y Pastrana, la candidata a la Vice Presidencia de Colombia Marta Lucía Ramírez y otros senadores, estrecharon la mano de la líder venezolana María Corina Machado, quienes firmando tras una barrera un declaración de integración, que tras la dimisión, se verán reflejado en lo que el sur necesita, paz, justicia y un destino común: la libertad. ¿Puede un fraude convertirse en oportunidad para Venezuela? Yo creo que sí, sin embargo, amanecerá y veremos.

Miguel Ángel Martínez

@MartinezMiguell