Los gobiernos y las políticas públicas deben estar enmarcados en el bienestar de los ciudadanos, y hoy en Venezuela, ambas cosas transgreden los principios de la vida y las libertades de los ciudadanos. Venezuela pasó de ser un país en progreso y modernización en el siglo XX, ha convertirse en una nación pobre, con hambre, alto costo de la vida, inseguridad y catastróficos servicios públicos.
El desabastecimiento y el alto costo de los productos de primera necesidad, han sumergido a los distintos sectores del sur de la ciudad de Maracay en hambre y desnutrición, originando el drama que viven la mayoría de las familias que no tienen para alimentar a niños y ancianos, trayendo como consecuencia la pérdida de seres queridos.
Aunado a esto, producto de las precipitaciones sufren la anegación de sus viviendas con el aumento en el nivel de las aguas del Lago Los Tacariguas, el desbordamiento de las aguas negras produce una serie de enfermedades que afectan a los vecinos, poniendo en peligro la estabilidad de las comunidades.
En cada metro de estas comunidades se evidencia el deterioro de un país con las mayores cualidades para crecer, debido a un sistema totalitario que se ha robado todos los recursos, pero no las esperanzas de convertir cada rincón destruido en grandes potencias. El mensaje de estas comunidades, es a mantenernos en pie a pesar de las adversidades y seguir luchando por nuestros objetivos.
«Cada escombro en las calles, es fundamental para la reconstrucción de la Venezuela rica de verdad»
@JoswalLiota
Coord. Vente Joven Aragua