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Se habla mucho del socialismo y de la consecuente pobreza material que genera, pero la peor consecuencia no es esa, sino la pobreza moral e intelectual a la cual conduce a la población sometida por ese modelo.

En resumen el socialismo promete la destrucción de la humanidad con la excusa que de que dejando de ser humanos la vida será mejor; todo comienza con la destrucción de la República y de sus instituciones, luego sigue la destrucción de la riqueza, pasa por la destrucción de la familia, y la destrucción se consuma cuando se destruye la mente del individuo. Nos volvemos seres primitivos cuya única prioridad es conseguir alimento para seguir vivos un día más.

Una persona con hambre no estudia, una persona con hambre no aprende, una persona con hambre no emprende, una persona con hambre no tiene autoestima, en esta revolución no hemos evolucionado, hemos de hecho involucionado, nos hemos acercado más a los animales que al hombre nuevo que creen los socialistas que nacerá con la aplicación de sus ideas enfermas.

Esta tragedia moral y humanitaria, afecta a los ancianos, acelerando su muerte y desmejorando su calidad de vida, porque no se cuenta con un adecuado sistema de salud ni poseen la capacidad adquisitiva suficiente para abastecerse con las medicinas más elementales. La tragedia afecta también a los niños, perjudicando como consecuencia de la desnutrición, su capacidad cognitiva para siempre. Entonces parece que los únicos que pueden si quiera sobrevivir la deshumanización de la sociedad somos nosotros, los jóvenes, porque somos fuertes, vigorosos, rebeldes, y soñadores, pero resulta que los más destruidos psicológicamente somos precisamente nosotros.

No es casualidad que el mayor porcentaje de la diáspora venezolana esté conformado por jóvenes, y es que ya no somos tan fuertes, el pesimismo nos ha debilitado, tanto que ahora en cambio somos frágiles, cada despedida de un hermano, un amigo, es un golpe inclemente al corazón, cada injusticia, cada desilusión, cada atropello nos ha robado un poquito de fuerza, hemos perdido mucha energía y parte de la vida en las calles venezolanas exigiendo libertad, otros dejaron tanto en esas calles que fue lo último que vieron antes de morir.

Pero a pesar de todo, seguimos siendo rebeldes y soñadores, por eso los jóvenes de esta patria no nos rendimos, seguimos resistiendo a una tiranía que quiere aniquilar desde nuestros cuerpos hasta nuestras mentes, hay muchos ejemplos, como el joven de escasos recursos que asiste al colegio en lugar de incursionar en el camino de la delincuencia, como el joven estudiante de derecho, de estudios políticos, el joven que participa en política, el cual se hace responsable de la situación que lo rodea, además propugna la democracia y el Estado de derecho y está dispuesto a reconstruir las instituciones desde las bases, también está el joven que estudia periodismo y que lucha constantemente por la verdad y contra la censura del régimen, está el joven que estudia ciencias de la salud o humanidades, el cual abraza el bien más preciado, el ser humano y su misteriosa humanidad, él hace investigaciones científicas del mismo nivel que cualquier otro estudiante en una universidad del primer mundo, el ejemplo del joven que estudia ingeniería o arquitectura que se niega al atraso tecnológico en el que está sumido nuestro país y se atreve a crear y a innovar, estos son verdaderos actos de rebeldía que se observan dentro de nuestro país.

En el exterior, también hay muchos que utilizan el motor del desarrollo, el trabajo, para desde afuera ayudar a los de adentro en lo que pueden. Finalizo con una invitación para ustedes, aunque parezca difícil e imposible, los invito a que no dejemos de hacer el más grande acto de rebeldía que puede hacer un joven de este país en esta época que vivimos, soñar. Sigamos soñando muchachos, que nuestros sueños pronto se van a cumplir.

@HumbrtNavas

Coord. Formación Vente Joven Caracas