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¿Qué tanto vale un diputado? ¿Acaso descubrimos el autoritarismo desde hace muy poco tiempo? ¿De verdad llegamos a creer, en algún momento, en el talante democrático del régimen? ¿Qué tan distintas eran esas apreciaciones en Diciembre de 2015?

Poco más de 110 diputados fueron electos en representación de toda la Venezuela democrática, absoluta mayoría que a través del sufragio popular en las últimas elecciones verdaderamente representativas de nuestra historia republicana, representando la voluntad inquebrantable de cambio de toda una sociedad.

Esos parlamentarios sabían, o debieron haberlo sabido, que sus vidas estaban en riesgos al asumir la responsabilidad de dirigir un cambio les hacía blanco de la dictadura porque ya en 2015 los autoritarismos estaban a la orden del día.

La decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) Legítimo, al declarar culpable a Nicolás Maduro por el caso de Odebretch con sentencia de dieciocho años, es un acto de valentía que merece ser respaldado, amén que los magistrados del mencionado TSJ legítimo han demostrado el coraje necesario para enfrentar la furia del poder establecido, víctimas algunos del presidio y la tortura; fueron capaces de no dejarse amilanar, y con gallardía, desde la aparente tranquilidad del exilio, se han agrupado para contribuir con lo encomendado en el marco de la constitución a luchar por la independencia de poderes y el restablecimiento del Estado de Derecho.

Los recientes y dramáticos acontecimientos vividos y sufridos por el diputado Juan Requesens parecen hacer mella en el espíritu de quienes, obligados por la fuerza de la verdad, deben cumplir con sus obligaciones. Salvo la Fracción 16 de Julio, fiel al mandato popular del proceso refrendario homónimo, la percepción generalizada es que se ponen de espaldas al pueblo.

Las dictaduras duran hasta que las sociedades cómplices lo permiten, y el mayor riesgo que corren es que a esos diputados se les identifiquen como parte de esa sociedad de cómplices que cohabitan con la dictadura. Muy fea la decisión de la Asamblea Nacional de tomar un receso, no estamos para descansos, porque quienes atentan contra la venezolanidad no descansan, quienes saquean las riquezas de la nación no descansan.

No es como dice el diputado Omar Barboza “la decisión del TSJ es inaplicable Venezuela” esperaba que cumplieran con su parte y dijeran “así vayamos presos todos”.

Raef Zibaqui