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Remanente de una ya vieja cultura política, las consabidas medidas anunciadas e inmediatamente ejecutadas por Maduro Moros, suscitaron la célebre denuncia de un tal paquetazo neoliberal que, por cierto, aguzó el ingenio de incontables ilustradores de los años 90. A pesar de las evidencias, fuimos testigos de la reacción de ciertos sectores sorprendidos por su propio anacronismo.

Liberalización alguna de la economía, reporta una dictadura dispuesta a asfixiar cualesquiera iniciativas independientes a un Estado que, agigantándose, se reduce a sus sórdidas camarillas de conducción. Por lo demás, como dejó constancia la Fracción Parlamentaria del 16 de Julio, las decisiones son de un entero e inequívoco cuño político que, por supuesto, impacta a los más variados sectores de una sociedad de la más burda supervivencia, como aspira la dictadura.

El antecedente más visible de semejante disparate y atropello, nos remite al deliberado diseño e implementación de la llamada Nueva Política Económica, iniciada por la Rusia de Lenin, antes de la creación de la Unión Soviética, que provocó índices crecientes, espectaculares y consecutivos de hiperinflación, agravando la miseria y profundizando en la resignada desesperación de la población. Una persona amiga, pocos días atrás, nos impuso de las cifras espeluznantes que abrieron el trágico camino a los planes quinquenales de Stalin, quien literalmente eliminó a sus rivales en una contienda que solemos olvidar.

A lo sumo, creando condiciones para la repatriación de capitales sucios, el régimen que está triturando el siglo XXI, aspira a una fuente de financiamiento de cierta significación que tienda a reforzar a una nomenclatura infinitamente acaudalada, sideralmente distante de las inmensas mayorías sojuzgadas, empobrecidas y atemorizadas. Claro está, con cupo en la dirección partidista, tal como ocurrió con los sectores transitoriamente dinamizadores de la economía rusa en las filas bolcheviques de entonces.

Aspirando a la dislocación de todo lo que haya sobre la faz de la tierra,  los leninistas a la medida de esta ahora saben muy bien que ya  pasó la oportunidad para ensayar la receta, arriesgándose con una maniobra que también exige del encarecido vuelo y talento político para ejecutarla. Emerge con fuerza el descontento, la resistencia y la respuesta definitiva de los venezolanos que ya perdieron la paciencia, decididos a encaminarse hacia la libertad.

@LuisBarragaJ