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Sabemos bien que para el ejercicio del turismo es necesario contar con una serie de factores que permitan hacer atractivo y accesible un destino, entre ellos se destacan los servicios públicos (agua, energía eléctrica, transporte, entre otros). Le sigue la conectividad hacia ese lugar (aérea, marítima y/o terrestre), y lógicamente se requiere de una empresa privada fuerte que permita ofrecer los servicios que integra la actividad turística en sí (hospedajes, paseos, comercios, emprendimientos, etc).

Si bien es cierto que existen lugares que cuentan con recursos naturales que hacen de ellos destinos turísticos por excelencia, necesitan ser complementados con todo lo que mencioné anteriormente. Esto, por supuesto, es desde la perspectiva de la oferta.

Ahora, si analizamos desde la visión del turista, este también debe cumplir con ciertas condiciones que le permitan realizar esta actividad, que naturalmente es secundaria, pues la prioridad está en cubrir las necesidades básicas como alimentación, salud, techo y educación. Por eso, solo las personas que pueden cubrirlas y que además posean capacidad de ahorro, son las que pueden desempeñar la actividad turística.

Ya evaluados ambos puntos de vista, si los contrastamos, es sencillo reconocer que para que el turismo sea posible es indispensable que exista libertad, ya que esta es la que permite brindar una oferta de calidad y al mismo tiempo hace que las personas sean autónomas y que el producto de su trabajo les permita cubrir a plenitud sus necesidades (básicas y de recreación). Para sustentar esto, vayámonos a un caso de la realidad: Nueva Esparta.

Para Venezuela este estado representa un destino turístico importante, por contar con atractivos naturales como las playas, pero también por su comercio y por sus lugares históricos. Durante muchos años, una de las principales razones por las que visitaban a la Isla de Margarita, era por su condición de puerto libre, lo que permitía importar productos de calidad y ofrecerlos a precios muy asequibles, esto sin duda se tradujo en desarrollo para la región. Sin embargo, es algo que en la actualidad solo recordamos, pues hoy la realidad es muy diferente, ya que por políticas ejecutadas por el régimen como el control cambiario, han ido anulando el puerto libre y generado desconfianza en los inversionistas nacionales e internacionales.

El tema de la conectividad marítima es caos, según cifras que muestra la Corporación de Turismo de Nueva Esparta (Corpotur), en el año 2008 el 56% de visitantes viajaba por mar; 1 millón 800 mil 210 pasajeros, frente a 904 mil 256 transportados por vía aérea, y había una oferta total de 9 mil puestos entre las empresas Conferry, Naviarca, Gran Cacique y Navibus. 10 años después, existen entre las 4 empresas solo 6 embarcaciones que a duras penas se mantienen, por los problemas de mantenimiento en la sustitución de repuestos, y falta de lubricantes.

Este problema también se aprecia en la conectividad aérea, que de acuerdo con Jesús Irausquín, presidente de Conseturismo “en Venezuela hay un fuerte problema con respecto a la conectividad aérea, principalmente por la regulación de las tarifas, que ha traído como consecuencia la pérdida patrimonial de las líneas aéreas en cada vuelo nacional que hacen”. En la actualidad, el precio de un boleto oscila entre 1000 y 3200 Bs.S, incluso algunas aerolíneas cobran en dólares los pasajes a destinos nacionales.

Siguiendo en este orden, en las últimas semanas el problema eléctrico en la región se ha acentuado de tal manera que en diversas localidades han permanecido hasta dos días continuos sin este servicio. Además es importante resaltar que la falla del sistema eléctrico ha sido general en el estado Nueva Esparta; a esto se le une también el deficiente sistema de agua potable que no cuenta con cierta regularidad, y en oportunidades varias comunidades pasan más de 20 días sin contar con distribución del vital líquido, por lo que, constantemente deben recurrir a camiones cisternas que por viaje cobran alrededor de 200 Bs.S. Por último encontramos el drama que significa movilizarse en transporte público, muchas personas tardan entre 1 y 3 horas esperando un autobús.

Tristemente todo esto en paralelo a la destrucción del poder adquisitivo del venezolano, que gasta más del 90% de lo que gana por su trabajo o envían sus familiares en el exterior a través de remesas en cubrir sus necesidades más básicas como la alimentación y la salud, imposibilitándolo de realizar una actividad de recreación como lo es el turismo. En relación a esto el presidente de Conseturismo afirma que entre 8% y 10% de la población tiene un poder adquisitivo superior al común de los venezolanos, debido a que es solvente económicamente o tiene una entrada en divisas y, por consiguiente, puede hospedarse en hoteles y pagar los precios de los boletos “No le afecta tanto como a la clase media, que era la que viajaba, la que siempre hacía su apartado para poder tomar vacaciones una vez al año. Ese venezolano es el que se ha visto más limitado”.

Luego de plantear toda esta realidad que se repite en todos los destinos turísticos del país, vemos como las expropiaciones a las empresas de los servicios públicos ha representado la destrucción de los mismos, el control cambiario significó la anulación total del puerto libre, además del acoso hacia los empresarios. Del mismo modo es evidente que la presión ejercida por el régimen hacia las aerolíneas y la intervención en algunas navieras se traducen ahora en una grave crisis de conectividad para el estado Nueva Esparta.

Por último encontramos la destrucción de la moneda, lo que hace al ciudadano más vulnerable y menos autónomo. En consecuencia, el sistema turístico ha sido tan destruido como el resto del país y es incongruente escuchar hablar de reactivación del sector turismo bajo las condiciones que atraviesa el país, sabemos que no es posible.

Concluyo entonces que para que exista turismo de verdad, es indispensable la libertad como pilar para propiciar las condiciones necesarias para el ejercicio de esta actividad, para turistas internacionales y domésticos, no solo para foráneos como en otros sistemas socialistas.

 

@AndresRivasUDO