Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

Cuando se habla de Ciudad Guayana, siempre vienen a la mente minerales y empresas básicas, y con ellas la histórica clase sindical y su lucha por las reivindicaciones laborales de los trabajadores, algo que durante los últimos años se había perdido entre la chatarra en que se convirtieron estas industrias y el entreguismo de sindicatos patronales arrodillados al régimen. Pero esto ha cambiado, o al menos eso es lo que hemos visto durante las últimas semanas en la ciudad, hemos estado ante constantes protestas por parte de los trabajadores de las empresas básicas exigiendo el respeto a los contratos colectivos, escala de salarios y tabuladores, y es que no es para menos. Este cambio ha venido en respuesta a la eliminación con un ligero plumazo de años de logros en materia laboral, y nuevamente olvidan el significado de meritocracia en el trabajo. Quisieron imponer la idea engañosa de igualdad que busca vender el comunismo al pretender que todos cobraran un sueldo lineal, sueldo mínimo y ya, sin distingo de estudio, experiencia, ni méritos.

La protesta es una de las herramientas que tiene el ciudadano en democracia para demostrar inconformidad con algo, con el objetivo de, por medio de presión o boicot, lograr los cambios que un grupo crea necesario. Toda protesta se da cuando a un ser humano se le es vulnerado un derecho humano fundamental, tal como lo es el de recibir un salario justo y acorde al servicio prestado a la empresa para mantener una vida digna, derecho que desde hace muchos años se ve violentado, más que por los ingresos del trabajador, por el débil poder adquisitivo asociado al alto costo de la vida en un país con una economía deprimida.

Es una gran verdad que igualar a todos los trabajadores al mismo sueldo es un acto criminal contra la dignidad y el respeto al ser humano, pero también es verdad que a pesar de que los trabajadores con su lucha logren hacer retroceder a la dictadura en sus pretensiones y se le respete sus contrataciones colectivas, esto servirá de poco o nada, y lo digo con certeza sin necesidad de ser un estudiado de la materia, ya que con la economía actual y las cifras de hiperinflación que se viven a diario, es cuestión de tiempo para que nuevamente el salario no les alcance para nada.

Entonces, ¿cuál es la verdadera lucha que deben realizar los trabajadores? Lo primero que deben internalizar, no solo los empleados de las empresas básicas de Guayana, sino de todo el país, es que con Nicolás Maduro y sus mafias en el poder no hay la más mínima esperanza de recuperación económica para Venezuela. Estamos ante una nación en bancarrota, la confianza a nivel internacional es nula, ni siquiera Rusia o China quieren invertir millones que luego no puedan recuperar. Así que la propuesta es sencilla: debemos enfocar toda nuestra energía en la salida de Nicolás Maduro y su modelo de dominación socialista que solo se ha encargado de repartir pobreza.

Sé que muchos de los que hoy protestan levantaron cada una de esas empresas que fueron ejemplo y orgullo nacional por su gran productividad y eficiencia como Ferrominera Orinoco, con productos de calidad y prestigio de alta competitividad internacional como los de SIDOR, esas empresas que eran el sueño de todo joven guayanés que se esforzaba en prepararse y ser el mejor para obtener un empleo en EDELCA o VENALUM, empresas que sirvieron de escuela para muchos de los profesionales mejor preparados del mundo. Yo sé que ustedes igual que yo queremos ver una Ciudad Guayana como el emporio industrial para el que fue planificado, una ciudad pujante que sirva de impulso al desarrollo de este país, pero para eso se necesita de mucho esfuerzo e inversión que solo se dará en una Venezuela libre .

Es por esto que estamos frente el momento de la unión verdadera, con los ciudadanos en la calle, estamos ante la oportunidad de que los trabajadores se reivindiquen con la sociedad y borren esa mala fama de que «ellos solo pelean cuando le tocan el bolsillo, del resto están callados» y se coloquen a la vanguardia de la lucha, no por algo tan efímero como un sueldo sino por algo supremamente más grande, la libertad de Venezuela, por eso los invito a forzar al quiebre de la dictadura. El camino no es fácil, pero les aseguro que la recompensa valdrá la pena.

Luis Alfredo Rojas, secretario político de Bolívar.