(Guanare. 14/10/2018) El gran filósofo griego Platón (427-347 a.c.) escribió hace más de 2400 años que un Estado debería ser conducido o gobernado como si fuese un barco:
♦ «En un barco no debería ser capitán el más fuerte, pues no por tal condición se conocen mejor la ruta y la navegación».
Esto sería una TIRANÍA o una dictadura por la imposición del más fuerte.
♦ «En un barco no debería ser capitán el más rico, pues no por tal condición se conoce mejor la ruta, ni cómo sortear los peligros de la navegación».
Este es el caso de una PLUTOCRACIA donde el poder económico asume o controla el gobierno, aunque este sea electo democráticamente, corrompiendo el gobierno para ajustarlo a sus intereses.
♦ «En un barco tampoco debería ser capitán el más popular, porque ni las creencias populares son siempre correctas, ni ser popular significa que se sea un buen conocedor de la ruta o de la navegación».
Este es el caso de la DEMOCRACIA que es el sistema que actualmente predomina a nivel mundial. Las masas, por ignorantes o poco instruidas, suelen ser incapaces de elegir los supuestos mejores gobernantes».
Por eso Platón sostenía que los tres sistemas anteriores eran inútiles o ineficientes, porque las bases fundamentales que los sustentan son ilógicas y no aseguran buenos gobernantes, ni buenos resultados.
♦ «Quien debe tomar las decisiones en un barco es quien conozca mejor la ruta y domine mejor las artes de navegación. Quien sea el más experto navegante y mejor conocedor del área a navegar debería ser el capitán».
Este sistema es el que se conocía antiguamente como ARISTOCRACIA (gobierno de los mejores) o SOFOCRACIA (gobierno de los sabios). Luego en el siglo XIX renació como TECNOCRACIA (gobierno de los técnicos) y en la actualidad lo conocemos como MERITOCRACIA que es el gobierno de quienes tienen méritos para gobernar; entendiendo por méritos la acumulación de conocimientos, habilidades, experiencias, esfuerzos… ¡Y probidad!
La República de Venezuela que vamos a construir debe tener profundas bases meritocráticas para evitar o disminuir las posibilidades de que personas sin la formación debida, o sin moral, puedan ocupar o aspirar a ocupar cargos de elevada importancia para el país… La República de Venezuela del futuro será libre, liberal, próspera y meritocrática.
Antonio González-Fernández