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La tiranía socialista del siglo XXI siguiendo su legado marxista, en su afán de crear  «el hombre nuevo» para tener individuos afines a sus actos más macabros, no sólo propone destruir en lo económico, político y social, sino también en lo moral. No es casual cada imposición, expoliación, persecución y premio al que adula.

Por naturaleza, el ser humano busca la superación y bienestar para sí y sus seres cercanos, por tanto es desobediente ante cualquier sistema que intente someterlo, esclavizarlo, oprimirlo o que le impida cumplir sus sueños. Esto resulta incómodo para un sistema como el socialismo, antítesis del avance y la libertad.

Por ello, una forma de intentar quebrar definitivamente es en lo moral, intercambiando nuestros valores ciudadanos, haciéndonos creer que lo bueno es malo y lo malo, bueno. Resulta casi casual ver que los amigos de los dictadores estén por encima de aquellos que se esfuerzan por escalar y cumplir al pie de la letra con su trabajo, que el joven que estudia para convertirse en un prestigioso profesional,  se vea frustrado por no encontrar trabajo en su área o que la remuneración de este no cubra tan siquiera sus necesidades básicas, pero existen aquellos que nunca les interesó superarse y que se mantienen fiel a la viveza criolla, o sencillamente aquél que ha creado una gran fortuna por el sólo hecho de tener una conexión directa con la dictadura, mientras que otros por más que trabajen, ahorren e inviertan, no logran crear riquezas sino que sienten que cada vez se disminuye más.

Eso es lo que propone esta tiranía: premiar la mediocridad y condenar la meritocracia, donde reina el amiguismo, los vicios y las mañas, queriendo anular el conocimiento, la preparación y el esfuerzo.  Todo esto con la intención de que el ciudadano desista de sus sueños, se vuelva dependiente y crea que es un inútil para alcanzar algo sin la ayuda del Estado. Indudablemente es una forma de socavar nuestros principios y dignidad, aquello que es incomprable ante cualquier divisa.

Afortunadamente, el hombre siempre termina rebelándose e imponiendo su libertad para decidir, hacer, decir, impidiendo ser moralmente quebrados. Esto es lo que ha logrado el avance y la prosperidad de los países que hoy gozan de abundantes riquezas, modernidad y tecnología. Esto es lo que logrará que quebremos la tiranía socialista y logremos construir el país rico de verdad, donde el trabajo, el conocimiento, la capacidad y la meritocracia sean la punta de lanza para desplazar a los saqueadores, flojos y resentidos.

Instagram & Twitter: @mariaoropeza94