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(San Cristobal. 29/10/2018) Hace unos días asistí a una reunión, donde diversos representantes políticos revisaban la problemática del país. En cada derecho de palabra, los asistentes diagnosticaron la difícil situación que enfrentan los venezolanos y propusieron vías de solución, convencidos, cada quien, de tener la razón con su planteamiento. Las propuestas fueron muchas y variadas, siendo difícil llegar a un consenso. Donde sí hubo consenso fue en la selección de los problemas. Como todos padecemos las mismas humillaciones y las mismas carencias, fue sencillo determinar los males que nos afectan. El inconveniente surge al momento de seleccionar la vía más idónea que nos permita salir de todos los problemas planteados.

Una de las intervenciones llamó mi atención y me produjo la suficiente motivación para escribir este artículo de opinión. Uno de los asistentes se refirió al problema del suministro del gas doméstico. Nos contó que en el sector de Tucapé, amas de casa, sus hijos, esposos y vecinos decidieron “trancar”, con bombonas vacías, el paso vehicular por la autopista San Cristóbal-La Fría, exigiendo el despacho de gas. Esa “tranca” se inició un día lunes en la mañana, manteniéndose todo el día, sin obtener ningún tipo de respuesta por parte de las autoridades, siendo levantada al final de la tarde por motivos de seguridad.

Al día siguiente, como ya había sido acordado el día anterior, desde horas de la mañana se procedió a “trancar”, nuevamente con bombonas vacías, el paso vehicularexigiendo lo mismo: el despacho del gas doméstico. Ninguna autoridad se apersonó en el sitio. Tampoco llegaban los camiones con las bombonas. A eso de las 3 de la tarde, dos policías llegaron al lugar, para decirle a los alborotadores lo siguiente: que podían quedarse, si así lo decidían, todo el día, o toda la noche, y todo el día siguiente, pero que lamentablemente, ¡gas no había!…y, por supuesto, ¡no llegaría!

Los vecinos, indignados, vociferaron en contra de los policías, que se retiraron del lugar tan pronto transmitieron el mensaje. La “tranca”, sin embargo, se mantuvo hasta el final de la tarde y la repitieron en horas de la mañana del día siguiente. Después, ya desmoralizados y sintiéndose derrotados, los vecinos se fueron a sus respectivas casas, tal vez pensando qué hacer para poder cocinar y consumir los alimentos necesarios para ellos y sus familias.

Este ejemplo del gas es aplicable al resto de los servicios públicos. Todos están colapsados. Lo que las familias de Tucapé deben hacer, al igual que todas las familias de  Venezuela, es volver a salir y“trancar” las calles principales de sus zonas de residencia, perono para exigir que les lleven el gas, les llegue la luz, les recojan el aseo, les llegue el agua, la policía salga a patrullar, se consiga la comida, se consigan las medicinas o mejore la salud. No, nada de eso. La amenaza debe ser que se mantendrán ahí, hasta que el régimen se vaya, porque todos los problemas que enfrentamos son culpa del régimen corrupto e inepto que tiene secuestrado a nuestro país y a todos los venezolanos. Creo que en eso si puede haber consenso.

Ruth Useche