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¿Hasta cuándo este sufrimiento?, ¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar para que se vaya Maduro?, con diversos matices estas son  las grandes preguntas a las que diariamente se enfrenta la dirigencia opositora en Venezuela.

La mejor respuesta a estas interrogantes pasa por la reformulación de las mismas: qué tal si en vez de preguntarnos por el  tiempo que falta “para que se vayan”, comenzamos a preguntarnos quienes realmente quieren que se vayan  y dependiendo de sus contestaciones le inquirimos a los líderes nacionales, regionales y locales a decirnos: ¿qué están haciendo desde sus organizaciones políticas  para lograrlo?, segura estoy que a partir de las contradicciones de algunos y de la coherencia de otros se obtendrán interesantes conjeturas que de inmediato nos colocarían en el camino de dar respuesta a la pregunta inicial.

La relación entre la palabra y la acción está marcada por  la  claridad que se tenga de los objetivos que se persiguen, además del compromiso cierto,  serio y firme por alcanzarlos: suponiendo que el propósito de todas las organizaciones que se hacen llamar de oposición en Venezuela sea el de ponerle fin a este sistema de oprobio que encabeza Nicolás Maduro,  convendría evaluar si sus acciones se corresponden con lo que expresan sus palabras, pues es  harto conocido que no todo aquel que dice hace,  esta máxima no es  ajena al quehacer político, contrario a ello pareciera ser una práctica recurrente.

La existencia comprobada de factores internos y externos que con sus acciones torpedean el logro del objetivo superior de ponerle fin a la dictadura que doblega a la sociedad venezolana, pone el acento en la presencia de una pseudo-oposición cada vez más clara que juega al desgaste como dispositivo inhibidor de los objetivos,  por lo que en su retorica se presentan como adversos al régimen, pero en sus acciones plantean un eterno ritornelo de Diálogos inútiles, farsas electorales y negociaciones fraudulentas,  todo ello con representantes auto designados que abonan el terreno para lograr una pérdida significativa de tiempo en la que el único ganador sea el dictador, lo que le permite reacomodarse para repensar y acometer una nueva estrategia que lo mantenga en el poder.

Resulta característico de estos personajes, apelar a leitmotiv, lugares comunes, al descrédito, al sarcasmo,  la burla y hasta la violencia verbal  contra todo aquel que  les recuerde los objetivos iniciales y esto es razonable, pues  ellos  personifican ahora el principal inhibidor del proyecto inicial, su nueva tarea consiste en convencer al mayor número de personas que alguna vez les creyó sobre la conveniencia de hacer todo  lo contrario a lo que una vez dijeron. En su nueva estrategia, solo les falta perfeccionar un detalle: ¿cómo hacer para engañar a quienes ya descubrieron su jugada?,  pues bien, para ello, apelaran a diversos recursos, pero si no lograran convencerlos, lo convertirán en sus enemigos y como tal, actuaran.

A esos que entregan las banderas de lucha, pero que pretenden pasar por oposición mientras sostienen al régimen, a esos que trabajan por la continuidad de un sistema que ha sumido al país en la mayor de sus  tragedias sociales, a esos hay que dejarles en claro que ya entendimos que sus  acciones solo buscan dar  tiempo a un régimen que niega la emergencia humanitaria compleja que hoy vivimos en Venezuela,  a ellos conviene identificarlos para poder enfrentarlos y confrontarlos. Una vez separado el trigo de la paja lo recomendable es salir al encuentro  de quienes con coherencia, coraje, entusiasmo  y  responsabilidad  asumen y comparten  la misma visión del proyecto inicial y trabajan con ahincó para  salir de la dictadura que hoy impera en el país, sin dilaciones, y aun a costa de su seguridad.

Quizá a estas alturas del texto usted  tenga plenamente identificados a quienes hoy en Venezuela asumieron una acción en  reversa   y  comenzaron  a  “empujar el barco”, pero  hacia atrás, a esos que se sirvieron del voto de un mayoría opositora solo para alcanzar y usar espacios para su  beneficio, a estos noveles y duchos  vividores, regateadores, procastinadores   de la política venezolana, a esos que no han entendido que la política es servicio y no conveniencia, a esos que se roban el futuro de un país,  a esos hoy  les llamo salteadores, vividores, regateadores, y ladrones  de tiempo.

Síguela en Twitter @DignoraHernandz

Artículo original en: http://www.caraotadigital.net/opinion/dignora-hernandez/