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Puedo recordar todavía esas navidades en donde ansiosa esperaba con alegría y esperanza tu llegada, y con ella enormes juguetes envueltos en papel regalos tan llamativos como las luces que adornaban cada casa de nuestro país. Es increíble mirar alrededor ahora y sentir una tristeza tan grande que estoy segura invade a cada venezolano, esas navidades de hace 10 o 20 años no volverán jamás. Esta navidad ya no será la misma, por tantos y diferentes motivos que agobian el pensamiento y sentir que trae consigo una época “feliz” del año.

Escribir esa carta era para todos nosotros, en nuestra niñez más pura era un momento sagrado, en un pedazo de papel resumiríamos lo que más anhelábamos en ese entonces. ¿Por qué no hacerlo de nuevo? Tal vez el Niño Jesús, Santa o el Niño Dios (como prefieran llamarlo), aun se tome el tiempo de leer nuestras cartas y regalarnos de nuevo un momento de felicidad, aunque para nuestro país y nuestra realidad el Niño Jesús debe hacer un giro de 180 grados. Ningún pedido será material, nada costoso, nada que tenga un precio establecido en algún stand de una tienda reconocida. Este año, esta navidad quiero algo más valioso que eso.

Querido Niño Jesús, trae paz a Venezuela, trae justicia para aquellos que han sido víctimas de la dictadura, trae libertad, llena las calles de tranquilidad y armonía, permite que cada persona pueda salir de su casa respirando serenamente y dejando atrás el miedo y la zozobra. Te pido también que traigas a cada hogar de nuestro país el amor y el respeto, siémbralo en cada familia venezolana para que así se fortalezcan sus bases y puedan seguir luchando día a día aquí.

Querido Niño Jesús, no te olvides de aquellas personas que se encuentran en hospitales, clínicas y demás centros de salud, ellos seguramente tendrán una navidad apagada, no solo por el hecho de estar en un situación triste sino también porque viven con la inseguridad de no saber su el día de mañana tendrán finalmente la medicina que necesitan para mejorar. Llévales salud y resistencia, bríndales seguridad en su lucha diaria.

Recuerdo de cuando llegaba esa medianoche y corría a ver qué caja debajo del arbolito había con mi nombre en ella, lo hacía con mis primos y tíos, ellos estas navidades no están conmigo, se encuentran lejos de su hogar en una época que resulta difícil para aquel que no se encuentra calor de su casa. Querido Niño Jesús, te pido que por favor lo acompañes, que no pasen estas fechas importantes en soledad ni tristeza, llévales la esperanza de que algún día regresaran a esta tierra que los vio partir.

Querido Niño Jesús, es difícil ignorar la hostilidad que reina en las calles, incluye por favor amor por el prójimo, rocíalo en cada pequeño espacio de Venezuela, para que así la amistad, la compasión, el apoyo y el entendimiento regresen al escenario social.

Querido Niño Jesús, quiero cerrar esta lista con lo más importante, tráenos unión resiliencia. Mira que vivir aquí en el día a día no resulta una tarea fácil y en estas navidades menos que menos, bríndanos fortaleza para seguir “echándole pichón”, para que a pesar de todo, sírvanos en nuestra mesa esa cena de navidad en compañía de los familiares que aun tenemos acá con nosotros, y compartir el 24 y 31 de diciembre con la esperanza de que regresarán aquellos que han partido a otros horizontes. Que un nuevo amanecer de cambio alumbre nuestros paisajes y que su gente se una más como hermanos de un mismo país, sé que todos cerraremos los ojos el 31 de diciembre a la medianoche para pedir que con el año nuevo nos llegue un mejor país.

Elinnette Seijas