Desde 1998 nuestra generación estuvo condenada, consecuencia de un estilo de gobierno llamado socialismo. Este concepto, fue utilizado para manipular a toda una población, bajo la promesa de ser escuchados y tomados realmente en cuenta. Democráticamente nuestros padres votaron y cayeron en la trampa, esos mismos padres que hoy se encuentran alejados de la familia, y sólo ven a sus hijos a través de una pantalla.
Hoy, la diáspora ha alcanzado niveles desmedidos en la historia de Venezuela. Muchos jóvenes huyen sin saber a dónde llegar o qué comer, solo con el pensamiento de darle apoyo financiero a sus familias, otros se quedan pero ven como sus padres se van.
Nuestra generación tuvo que madurar antes de tiempo, nos tocó adquirir conocimientos (muchas veces improvisado), de administración, política y de cómo hacer dinero para poder sobrevivir, pero eso solo es un punto positivo. Muchos jóvenes han tenido que dejar sus estudios para trabajar o incluso ser parte de la diáspora. Hoy un titulo no vale, un sueldo no alcanza y las oportunidades de surgir son muy pocas. Entonces, cuál es nuestro rol en este momento histórico que nos ha tocado vivir.
Actualmente, los jóvenes representamos a ese factor de ciudadanos claves para los futuros procesos económicos, políticos y sociales que se desarrollaran en el país. Por eso, más allá de un rol necesitamos participar; plantearnos contundentemente en el acontecer diario, independientemente nuestra área.
Mi reflexión va hacia la juventud; debemos hacer un gran esfuerzo en inculcar valores e ideas productivas a la sociedad. Como ciudadanos estamos obligados a no callarnos, ni conformarnos, para que de una vez por todas, se puedan sacar de raíz las ideas socialistas, comunistas e izquierdistas que tanto han afectado a la nación. Solo así, podremos construir bases solidas que se enfoquen en políticas y ciudadanos, con valores democráticos y liberales, donde finalmente Venezuela pueda convertirse en una sociedad íntegra y respetada.
IG: Isabelaantichan16