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A lo largo de nuestra historia republicana, la juventud venezolana ha sido protagonista en la lucha y la defensa del ideario de la libertad, como principal garantía de un futuro pleno y motivador. Por eso es oportuno destacar el carácter irreverente, esperanzador y  de gran gallardía de generaciones de jóvenes que han logrado dar giro de los destinos de Venezuela.

En 1814 con la defensa de la independencia y la libertad de Venezuela, en la reconocida Batalla de la Victoria, librada por seminaristas ante las fuerzas realistas dirigidas por Boves.

Posteriormente, ante el régimen del General Juan Vicente Gómez, en 1928, la inolvidable generación del 28 se levantaría para reclamar derechos y libertades generales, ello marcaría un hito en la política venezolana, y por supuesto, como hablar de la lucha juvenil sin mencionar la fuerza que surgiera en 1957 ante la férrea dictadura de Marcos Pérez Jiménez, cuyo final llegaría unos pocos meses después, el 23 de Enero de 1958.

Ayer, 12 de Febrero del 2019, nuevamente la juventud tiene un motivo para convertir la ruta del coraje en la que hemos decidido avanzar con toda la fuerza y anhelo por vivir en libertad.

Una ruta que camina todo el país, pues sabemos que hay una cita con un futuro luminoso, el cual atravesamos sin opción a rendirnos, porque estamos justo en las horas finitas del Estado criminal

Es la hora de sacar  a esta tiranía que reconoce su final, para así construir un país bajo los preceptos de la libertad, la democracia moderna, la dignidad humana, la prosperidad, la propiedad, la responsabilidad, el respeto y la meritocracia.

Nos encontramos en el punto en el cual hay que seguir incrementando la presión  sobre una cúpula corrupta y mafiosa que ejerce la naturalidad de las mafias en nuestro territorio.

Hay que dejar claro que la juventud no aspira solo salir de la crisis en la que nos han inmerso, aspiramos a mucho más, trabajamos por la reforma total de la república, de forma que nunca más una tiranía convencional o criminal, como la que estamos atravesando, ponga pie en esta tierra, para que no cometamos de nuevo los mismos errores que nos han traído hasta acá.

De toda esta circunstancia dura y peligrosa, hay algo que destacar algo y es el aprendizaje, pues hemos sufrido por varias décadas los embates de un plan macabro que lleva a la muerte y en eso los venezolanos podemos dar fe de que esos postulados vacíos son nefastos para la vida y en general para el individuo.

La realidad de esta juventud es que no conoce la libertad, y tampoco la democracia, pero que en la ausencia de estos dos grandes pilares para una nación, se ha desarrollado un gran valor hacia ellos.

Estamos presenciando de la salida de un sistema, y tengo la certeza que dentro de poco tiempo estaremos en presencia de uno nuevo sistema, transparente y apegado a los principios universales. Es por ello debemos asumir el rol histórico que recae sobre nuestras generaciones, y hacer lo que debemos hacer, y es la transición que va ajustar las tuercas de un país que se ha declarado en la ruta del coraje.

¡El reto es inmenso, pero la fuerza también lo es!