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No dejemos que la euforia de este momento histórico nos haga olvidar del imaginario de nuestros ciudadanos: las ciudades.

Si observamos las múltiples propuestas para la reconstrucción de nuestra Venezuela, nos daremos  cuenta que las ciudades quedaron apartadas. Aunque muchos digan que se reactivará la economía, los servicios públicos funcionarán, y se verán crecer edificaciones que  cambiarán los horizontes de nuestras ciudades. Ante todo deberíamos hacernos las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo viviremos en estas ciudades?
  • ¿Cómo las ordenaremos y controlaremos el crecimiento de ellas?
  • ¿Cómo nos moveremos y cómo llegarán los servicios a cada edificación?
  • ¿Serán seguras?
  • ¿Preveremos eso o volveremos a lo mismo?

Hoy tenemos la gran oportunidad de hacer de ellas las ciudades modelos del mañana, amigables con el medio ambiente y con sus habitantes. También sustentables con la economía de la municipalidad. ¿Por qué no?, si generamos impuestos acordes a los usos de tierras y servicios brindados por estas.

Una propuesta muy personal, es la inclusión de la academia, y hacer que las facultades de arquitectura y urbanismo de todo el país presenten las distintas tesis para la actualización, mejora y reestructuración de los planes de desarrollo urbano (PDUL), vialidad, servicios sanitarios, eléctricos, y de sistemas de trasporte de nuestras urbes, también proyectos que beneficien a la ciudadanía y al crecimiento de nuestra nación, no solo en la parte urbana, si no, asistencial o turística.

Grandes instituciones como el Banco Internacional del Desarrollo (BID) y la fundación Rockefeller; apoyan estas propuestas de intervención  urbanas, asignando accesorias y créditos para hacer de estas urbes ciudades emergentes, sostenibles y resilientes.

Tenemos grandes ejemplos de intervenciones urbanas como el caso de Medellín, qué pasó de ser una ciudad despreciada por la delincuencia y el narcotráfico, a uno de los paraísos de negocio y turismo de América latina. O la experiencia de Curitiba uno de los referentes mundiales en calidad de vida.

Sin que se nos escape nada, debemos pensar también en el desarrollo de zonas industriales o la adecuación de las existentes, para  fomentar así el crecimiento de nuevas empresas y la inversión en la construcción de plantas (manufactureras, ensambladoras, etc.)  de grandes multinacionales que también van a invertir en nuestra nación.

Debemos aprovechar todas estas herramientas para articularnos e integrarnos desde la academia, la municipalidad y lo político. Para la fomentación de proyectos, legislaciones y leyes que sean en pro al desarrollo de nuestras ciudades. Tenemos un gran potencial en nuestras urbes, hagamos de ellas las ciudades modelos, nuestra nación y nuestros ciudadanos las merecen.