Venezuela, un país de gran recurso humano y natural, sufre en carne propia lo que es vivir bajo un sistema de control, abusos, violencia y robo, el socialismo nos llevó a este desastre total que estamos sufriendo. Sabemos quiénes son los responsables y quiénes han sido cómplices por años de estos criminales que secuestraron nuestro país. Nos ha tocado elegir entre callar o alzar nuestra voz asumiendo las consecuencias de eso, nos tocó elegir entre la sumisión o salir a protestar. No es nada fácil, sabiendo que el precio a pagar puede ser hasta nuestra propia vida.
La barrera del miedo que decidimos vencer es porque estamos hastiados de estos nefastos, es porque luchamos por valores, porque ética y moralmente no podemos permitir callar ante tanto dolor y sufrimiento. Quienes secuestraron a Venezuela podrán quitarnos todo, menos nuestra dignidad y esto lo demostramos como sociedad cada día en una fuerza que está en la calle resteada por la libertad.
En lo particular, admiro y respeto a cada ciudadano que eligió el camino correcto, que nunca se arrodilló, ni bajo la cabeza, son ellos quienes inspiran a seguir trabajando sin descanso por la República Libertaria que nos merecemos y que vamos a lograr.
Si algo pudiera rescatarse es la profunda capacidad de resistir ante los embates de un cruel sistema, pero a su vez la gran rebeldía y desobediencia cívica en la ciudadanía. A pesar que nos intentaron quebrar en todo, moralmente jamás han podido hacerlo, ni lo harán, porque el espíritu libertario de cada individuo es indoblegable.
Hay dos visiones claramente identificadas: los socialistas que luchan por seguir usurpando el poder para seguir enchufados y nosotros, quienes de corazón seguimos luchando por la Venezuela decente que nos merecemos.