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La indigencia es la falta de recursos económicos para satisfacer las necesidades básicas de alimentos, medicinas, educación, vestidos, vivienda, servicios, entre otros, es decir, todo lo referente a lo que imposibilita a un individuo para satisfacer las necesidades básicas que le permitan un desenvolvimiento integral en el entorno social. En tal sentido, los Estados deben desarrollar normas, leyes y ordenanzas que permitan el desarrollo de una población productiva basada en el desenvolvimiento intelectual, profesional y de trabajo.

De tal manera, al referirnos a Venezuela como nación, esta cuenta con un ordenamiento jurídico que defiende los derechos humanos, donde claramente tipifica en todo un capítulo el respeto a la dignidad humana y la obligación del Estado en garantizar esos derechos, sin embargo, es notorio que desde hace 20 años nuestro país ha venido en declive con respecto a los servicios públicos, al trabajo, a la salud y en todos los casos el derecho a una vida digna, pues el régimen criminal que tiene secuestrado al país necesita personas conformistas, sin aspiraciones, sin motivación, sin conciencia ciudadana para lograr un objetivo claro, que es la permanencia en el poder, por lo que busca  manipular y chantajear a su antojo a todos los venezolanos.

Así mismo, en estos últimos días Venezuela ha entrado en una crisis inminente, un conflicto donde se demuestra la ineficiencia y el caos que ocasiona el socialismo en el servicio eléctrico, caos que viene generado desde hace veinte años por la falta de mantenimiento de los generadores eléctricos de las represas Raúl Leoni, Macagua I y II, Tocoma y todas las plantas termoeléctricas de la corporación eléctrica venezolana Corpoelec, tanto así, que no cuentan con recursos materiales necesarios para solventar ni el cambio de un bombillo y mucho menos cuenta con personal capacitado, pues en su mayoría han abandonado a la que fue la segunda mejor empresa eléctrica del mundo por problemas salariales, políticos y persecución, pues no es mentira que un ingeniero eléctrico sólo gana para comprar un kilo de queso quincenal.

De tal manera, estos días de oscuridad han generado una paralización general en la producción del país; en los comercios, en las escuelas, incluso provocando caos en otros servicios importantes como el agua, el gas, el aseo y la salud, ocasionando muertes en los hospitales, centros de diálisis y quimioterapias. De igual manera, ha logrado que todos los ciudadanos venezolanos se vean obligados a estar encarcelados dentro de sus casas, dormir en las ventanas o en el piso por el calor insoportable, expuestos a zancudos y otros insectos, no poder comprar alimentos perecederos por falta de refrigeración, no poder lavar la ropa, ni bañarse por falta de agua,  no poder salir a trabajar, cocinar en leña por falta de gas y no poder tener el dinero suficiente para alguna emergencia, pues los sueldos y salarios son paupérrimos, lo que significa que en contra de sus deseos el régimen criminal los ha convertido en indigentes.

Por tal motivo, en nuestras manos está seguir en pie de lucha, con constancia, temple, decisión, firmeza y coraje, pues nuestro compromiso de lograr el cese de la usurpación debe estar presente para que de una vez por todas caiga el régimen, lograr la prosperidad de nuestro país y la vida digna que merecemos, ¡Es hora del coraje! ¡Somos Libertad!

Twitter: @Jhonny326Lara