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Ruego a la oposición democrática que a pesar de que todavía domina amplísimamente en las preferencias del pueblo venezolano, aunque tenga ya “muy poco ruido y pocas nueces”, no caiga esta vez, por favor, en la lengua de un tal E.T, el extraterrestre de las redes sociales. Concretamente sobre el tema según el cual la marcha a Miraflores, sería una tragedia para la oposición democrática.

Miren, allí no habría tragedia ni pérdida de nada-diría E.T a la oposición llevándose las manos a la cabeza y muerto de la risa.

Efectivamente, y digo yo también, esa marcha más bien  sería un tantico más “letal” para el régimen criminal y hambreado, que incluso una invasión de fuerzas extranjeras, aun cuando dicha marcha, siendo completamente pacífica, sacaría de cuajo al régimen.

Removamos un poco a la memoria. Históricamente, después del éxito de Carmona Estanga y el sindicalista Ortega, las marchas de la oposición, sólo las de la oposición hacia Miraflores, quedaron valoradas por un sector opositor entreguista, y por supuesto por el régimen dictatorial, como lo peor, como lo más irracional que puede suceder, lo cual alentaría el pacto corrupto que se sellaría en algún lugar secreto bajo el lema, “no marchar más sobre Miraflores. Qué mantequilla ¿no?

Empero, si alguien en su mente aún tiene a los tiradores de Puente Llaguno en su contra, pues que los pase a su favor: no habrá más tiradores en Llaguno ni en nada. Todo obedece como es natural a la psicología de guerra y psicopatías con la que nos ha dominado el régimen chavista durante sus 20 años de régimen totalitario. Chávez, aún en elecciones, no dejaba de amenazar con guerra. Fue su plan. Hoy con Maduro no es distinto, es mucho peor la psicología de guerra.

Sobre este respecto, el colmo sería para la “contra psicología de guerra” y misma inteligencia vulgar y silvestre que se debe  tener en todo lugar y espacio, el que el régimen criminal en voz de cualquier pendejo corrupto, nos haga creer  que 24 horas después de consumadas sus espantosas amenazas sobre las marcha, los dignos cementerios General del Sur, La Guairita y demás campo santos de Caracas y sus alrededores, abran sus puertas para recibir a cientos de miles de ataúdes de marchistas, como si nada, como si fueran perros, con el perdón de estos animales, y no pase nada.

Ahí el impacto psicológico en el cual no hay que caer, por el contrario, antes de dizque ocurrir toda esa insania mental del régimen, obviamente se quebrarían las cadenas de mando civiles, militares y policiales, incluso sin arrancar la marcha a Miraflores, porque no habría moral para sostener a un régimen de tal calaña. Cuidado con ET.