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La realidad es que la pobreza es un hueso duro de roer. El capitalismo, está demostrado que es un sistema que funciona y es capaz de mantener a un país en un estado que garantice el bienestar para las personas que hacen las cosas bien, y esto quiere decir, las personas que se dedican a estudiar, trabajar, crear, producir, inventar, invertir,  ahorrar, en resumidas cuentas planifican su vida, se preparan para formar su familia y hacerla sólida e independiente.

Una familia sólida es el núcleo de un país próspero. Ahora, ¿qué sucede con las personas que no hacen las cosas bien? Estas personas son fácilmente influenciables por el socialismo, débiles ante el criterio propio, manipulables;  son quienes aplauden cuando el socialista les dice que son pobres porque los ricos tienen los que a ellos le corresponde.

El socialista hace creer que debe haber un equilibrio, que todos debemos ser iguales; lo que ellos no saben es que cuando se instaura el socialismo es para empobrecer a todos por igual, esa es la igualdad del socialismo, hacia abajo, hacia la miseria, eso el caso de los ciudadanos, porque la cúpula socialista se hará cada vez más rica a costa de la miseria de cada individuo.

Ellos, los que no hacen las cosas bien terminan siendo los más golpeados. Es hora de entender que todos, el Estado, los ciudadanos, las iglesias, los gremios, absolutamente todos debemos preocuparnos por combatir la pobreza. Si logramos erradicar la pobreza, será porque hemos emprendido un camino en libertad y alcanzaremos ser un país rico de verdad.

A mi parecer, el chavismo fue originado porque la época civil que se vivió luego de ser derrocada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, se encegueció en el poder y riquezas obtenidas por medio de la corrupción, en consecuencia, se olvidó de los ciudadanos, y estos fueron bien acogidos por los socialistas que hoy están en el poder.

Es preocupante que países de larga tradición civil y democrática  en América Latina estén en proceso de ser secuestrados por el socialismo. El caso mexicano es el más cercano y hasta impresionante. Un país que es azotado por la violencia de bandas y el narcotráfico, así como la pobreza generada por la corrupción, es un blanco fácil para la instauración del socialismo. Es que allí está la fuente de financiamiento, el narcotráfico y el cimiento para la expansión del socialismo, la pobreza.

Hermanos mexicanos, en Venezuela no creímos lo que advertían, hoy lo vivimos, es un estado de destrucción, de calamidad, de guerra contra los ciudadanos. Aprender de la experiencia ajena es fundamental para detener los crímenes y la expansión del socialismo, es hora de ver al lado y no permitir que siga sucediendo en más países de mundo. Sin duda, las historias de cada venezolano serán ejemplo de lo que no se debe aceptar y hacer en un país, para que no suceda un nuevo genocidio en el mundo.