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Se cumplen cinco meses de tensiones y luchas entre el régimen usurpador y el gremio de educadores en la entidad llanera, al igual que en el resto del país. Pero en medio de este escenario, un desfile de zapaticos remendados, pantalones tornasol y el morral tricolor desgastado se observan en las calles y avenidas de Barinas. Son nuestros niños y niñas que accidentadamente logran asistir a clases. Mientras los maestros de  Venezuela denuncian las reiteradas violaciones de su contratación colectiva y reclaman mejoras salariales a un gobierno indolente y mafioso, el drama socioeconómico de los venezolanos es peor y camina a primeras horas de la mañana rumbo a la escuela con el objetivo de recibir algo del P.A.E (Programa de Alimentación Escolar), cuando hay.

Nuestros niños y niñas de la educación básica, es decir, los más pequeños, deben caminar hasta 3 kilómetros para llegar a la escuela. Este es el caso de dos hermanos, de 10 y 8 años, quienes todos los días caminan esa distancia para poder llegar a escuelita de Alto Barinas Sur. Su mamá prefiere que vayan a la escuela porque tiene la esperanza depositada en que allí recibirán algo para echarle al estómago. Hoy, esa es la pregunta de muchas madres venezolanas: «¿Te dieron Pae?».

Joseito es un niño Barines que vive en el sector La Arenosa, su familia no cuenta con vehículo propio y sencillamente para donde vive no pasan busetas. Todos los días debe caminar un tramo muy largo desde su casa para llegar a la escuela. Al menos un salario mínimo se requiere para poder costear el transporte hasta la institución, pero su familia no puede asumir ese gasto porque el ingreso económico que llega al hogar se invierte estrictamente en algo de alimento. Así como ellos, hay muchos.

Regresar a casa al mediodía se convierte en una travesía, los niños deben lidiar con la distancia, el sol o la lluvia, el peligro de la calle y el hambre, porque muchas veces no hay PAE. Estamos a la entrada del invierno en Venezuela y brindar las condiciones adecuadas de calzado, ropa, alimento, medicamentos y transporte, especialmente a nuestros escolares más pequeños, es algo que preocupa mucho.

El presente y futuro de la patria es sometido a la más brutal violación de los Derechos Humanos. Es urgente parar esta barbarie por parte de un Estado criminal que atropella y humilla a la población más vulnerable de nuestro país. Por esta realidad y ante el pragmatismo de muchos, interpretamos y aplicamos la lógica de ciudadano que no puede más; de la madre que no tiene como alimentar a su hijo, del padre que no le alcanza para llevar el mercado a la casa. En fin, del venezolano que sabe que el tiempo de la tiranía se acabó.

Esta realidad educativa actual no hace más que poner en evidencia el impacto de la crisis socioeconómica que viven los hogares y familias en Venezuela. Es una stuación que el país no aguanta un minuto más. Esta lucha ya no la podemos seguir peleando solos. Venezuela necesita con urgencia que se activen los mecanismos humanitarios internacionales. No es una súplica lo que estamos pidiendo. Es una exigencia legal establecida en el Derecho Internacional. Urge activar el artículo 187#11, la Responsabilidad de Proteger y cuanto mecanismo, acuerdo o tratado legal que nos permita salir de este genocidio implementado en Venezuela por fuerzas criminales nacionales e internacionales.