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En Venezuela no sólo se vulnera el derecho a la salud de los niños, como se ha venido reportando últimamente, sino que también se violan sus derechos a la alimentación, la vivienda, educación, recreación, amparo, a la tranquilidad emocional, seguridad y desarrollo integral.

Desde hace años vemos a niñas, niños y adolescentes deambulando por las calles, o vendiendo chucherías y hasta como colectores en las camionetas de transporte público

Esta dolorosa situación nacional, de acuerdo a los estudiosos de la materia, es el resultado del conflicto de estructuras sociales y familiares, y hoy más que nunca, de la profunda crisis económica y política que vive Venezuela, producto de una dirigencia y gobernantes irresponsables.

Aún cuando se desconoce el número exacto de niños en situación de calle como vendedores, pedigüeños, expulsados de sus hogares y los que son inducidos por adultos a asumir conductas irregulares, actualmente se observa con mayor frecuencia, asombro y preocupación el que se estén sumando (con participación de  sus padres y familiares obligados a trabajar en la economía informal), un número significativo de niños en edad preescolar y algunos recién nacidos, quienes permanecen en la calle, al lado de sus parientes en un tarantín o puesto de venta ambulante; comiendo, haciendo sus necesidades fisiológicas o durmiendo en una improvisada cuna, en un papel periódico o cartón en el suelo, es decir, en plena vía, sin ningún tipo de medidas de higiene o seguridad.

Niños y niñas a la intemperie, expuestos al clima y la contaminación, dormitando mal y escuchando todo tipo de ruido y conversación, afectando su estado emocional, físico y desarrollo cognitivo.

Infantes que se ven privados de su derecho a un desarrollo pleno y benéfico.  A quienes se les dificulta un hogar donde sean atendidos con amor y sumo cuidado, en un ambiente adecuado; a quienes se impide dormir bien, comer a sus horas, contar con una higiene personal apropiada y permanente, a cumplir sus necesidades fisiológicas en un ambiente limpio y protegido y hacer sus tareas escolares en el caso de estudiar.

La exclusión social y violación de los derechos de nuestros niños y niñas en situación de calle, pone en evidencia el deterioro de nuestra sociedad, la falla de políticas públicas y el fracaso de los actores políticos y sociales venezolanos a quienes les compete solventar esta lamentable realidad.

Se han dedicado algunos recursos para afrontar este problema y se han creado leyes, pero no bastan las intenciones, pues, un Estado, un gobierno, una dirigencia política y una sociedad que se valúe de serios, comprometidos, civilizados y de profundos sentimientos humanitarios, deben abordar con mayor esfuerzo, firmeza, tenacidad y persistencia la aplicación de las leyes y medidas en defensa de los derechos de los niños, pues no es posible que el futuro de Venezuela, el futuro de la humanidad, esté durmiendo en un cartón de la calle.