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Hombres y mujeres famélicos, otros muriendo de mengua, hospitales sin insumos, locales sin productos, niños sin ir a clases, universidades a punto de cerrar, farmacias que no tienen medicinas,  persecución de ciudadanos, canales de televisión y emisoras de radio cerradas, portales de noticias bloqueados, millones de venezolanos huyendo de nuestro país, presos políticos y pare usted de contar la lista de violaciones a nuestros Derechos Humanos a las cuales estamos sometidos los venezolanos diariamente; de una forma tan metodológica y sistemática, que pareciera nunca cesar. Esta es la realidad, la cruda y verdadera realidad a la que nos enfrentamos cada mañana, algo que Bachelet debe atender con mucho más que un informe porque los venezolanos confiamos y esperamos que entienda su rol y su responsabilidad de protegernos; proteger a los ciudadanos, no a quienes hoy usurpan el poder.

Esta semana ha sido bastante noticiosa dado que la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas pisó nuestro país después de tanta tragedia, después de que tuviera que destaparse la realidad de todo el daño que ha causado el socialismo a nuestra nación. Después de 20 años, después de tantos caídos, después de tanto llanto en Maiquetía. Algunos son escépticos porque ven el proceder ideológico de Bachelet, sus nexos históricos con este régimen; otros, los más optimistas, o como ella se auto-definió “optimistas crónicos”, con la esperanza de que al fin nos tomaron en cuenta y creyendo en una posibilidad de solucionar la tragedia que vivimos. 

Difícilmente se puede constatar la verdadera realidad cuando todos los encuentros fueron controlados, en espacios cerrados, con personas seleccionadas que si bien tienen muchísimo qué expresar y decirle a la Alta funcionaria de la ONU, pues es insuficiente ante la grave tragedia que vivimos. Tal vez muchos dirán que habría sido iluso de nuestra parte pensar en una visita más extensa, más cargada de gente y de contacto con las comunidades, pero definitivamente, cuando tus anfitriones son los victimarios, solo verás la crisis maquillada, la cara bonita de la crisis.

La señora Bachelet pasó por Venezuela, estuvo dos días acá y el drama del cáncer de la señora Carmen de La Pastora, de las madres que no tienen qué dar de comer a sus hijos, el dolor de los padres que vieron caer a su hijo en medio de una protesta, en vez de verlo jugando su deporte favorito profesionalmente, se mantiene allí, con la única esperanza de que pronto salgamos de este régimen y así podamos tener verdadera justicia y libertad en nuestra nación.

Señora Bachelet, llamarnos a dialogar, después de tanto y como si no se hubiera intentando, es, simplemente, evadir su rol y compromiso con los Humanos y no solo  con los Derechos, es no entender la tragedia del venezolano. Su responsabilidad es proteger a los pueblos, no a quienes los hacen arrodillarse.

@Javier_Chirinos