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Venezuela se enrumba definitivamente hacia una democracia moderna, condición necesaria, más no suficiente, para alcanzar el tan anhelado desarrollo económico, traducido en altos niveles de calidad de vida para los ciudadanos.

Todo empieza por recuperar la confianza de los inversionistas, tarea titánica para un país con un aparato productivo destruido, consecuencia de décadas de controles y políticas gubernamentales hostiles con el sector privado, bajo la mirada complaciente del resto de los Poderes e instituciones del Estado. El cambio de modelo político y económico, orientado a una economía de libre mercado, reforzada con garantías constitucionales e institucionales, que generen la certeza jurídica del respeto a los derechos individuales, será un buen primer paso en esta búsqueda de confianza para atraer la inversión.

El segundo paso, será la gestión gubernamental eficiente en todos los niveles, desde el nacional hasta el municipal, tarea aún más complicada en un país con una severa crisis económica, con la inflación más alta y la contracción del Producto Interno Bruto más pronunciada del planeta, que entre otras consecuencias, ha hecho insuficientes los presupuestos públicos, generando gran carencia en infraestructura, calidad en los servicios públicos, y seguridad personal a los ciudadanos. Esto sin contar el factor corrupción.

Este “primer enfoque” he querido centrarlo en el necesario cambio de paradigma de la gestión municipal en Venezuela, muy rezagada en cuanto a modernidad y eficiencia: el enfoque competitivo de la gestión municipal.

Así como la libre competencia en una economía de mercado genera beneficios extraordinarios para la sociedad, con innovaciones que elevan la productividad y la calidad de los bienes y servicios ofrecidos, la competencia entre municipios puede elevar también la eficiencia en la gestión local y fomentar la calidad de vida de sus habitantes.

Cada estado, para fomentar su desarrollo, intentará atraer las inversiones que lleguen al país, y a cada municipio le conviene competir para que sea en su territorio donde se instalen, ya que esto generará puestos de empleo para sus habitantes, bienes y servicios que mejorarán la calidad de vida de los mismos, impulsará la actividad turística, y por supuesto, al crecer la actividad económica, aumentará la recaudación fiscal del municipio, lo cual permitirá desarrollar una gestión local cada vez más eficiente.

¿Pero cómo compiten entre sí los municipios? En primer lugar, promocionando sus ventajas comparativas, como sus paisajes, su ubicación, su clima, la calidad de sus suelos, sus fuentes de agua, el nivel educativo y económico de sus habitantes, entre otras; en segundo lugar, creando y promocionando ventajas competitivas, que son aquellas relacionadas netamente a la gestión local, como por ejemplo un sistema tributario más atractivo para los inversionistas que el de los otros municipios (con bajas tasas impositivas y simplicidad en el cálculo y pago de los tributos), mejores niveles de seguridad ciudadana, mayor calidad de la infraestructura y los servicios públicos, entre otras. La creación de estas ventajas competitivas deben ser objetivos bien especificados en el Plan de Desarrollo Municipal, presentado por el alcalde para todo el periodo de su gestión, con Planes Operativos Anuales en concordancia con el cumplimiento del mismo, presentados a principio de cada año para detallar las metas de cada Ejercicio Económico-Financiero.

Por tanto, la gestión municipal quedaría inmersa en un círculo virtuoso, ya que mientras más eficiente sea, mayor inversión habrá en el municipio; mientras más inversión haya en el municipio, mayor será el nivel de recaudación fiscal; y mientras mayor sea el nivel de recaudación fiscal, habrá mayor cantidad de recursos disponibles para que la gestión sea aún más competitiva, repitiéndose el ciclo, y beneficiando la calidad de vida de todos sus habitantes.

Por supuesto, para que todo esto sea llevado a la práctica, deberán ser escogidas autoridades municipales con una visión de modernización, realmente comprometidas con el desarrollo del municipio y no sólo con su reelección, ya que lo segundo podría hacer que caigan en la tentación de destinar los recursos de la manera populista a la que lamentablemente estamos acostumbrados en Venezuela.

 

Este es sólo un primer enfoque, la última palabra la tiene usted.

 

Twitter e Instagram: @jesuscastillomz