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(Maturín. 16/07/2019) A dos años del 16 de julio, reconocido como el acto de desobediencia civil  más importante, en el cual los venezolanos apegados a los artículos 333 y 350 de nuestra Constitución Nacional, realizamos la  consulta nacional,  con una participación de  más de 7 millones 600 mil ciudadanos,  desconociendo al Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia y en respuesta a la clara crisis institucional que aún hoy atraviesa nuestro país.

Convocado por los diputados de oposición de la Asamblea Nacional, el también conocido como plebiscito, logro el entusiasmo y participación multitudinaria de la gente que vio en decir: Sí, a las tres preguntas planteadas, una respuesta a la creciente crisis nacional.

Este día también significó para muchos el inicio de una lucha, basada en el planteamiento aprobado por una mayoría abrumadora de venezolanos, y que lastimosamente pareciera que hoy por hoy no interesa o conviene a la mayoría de las fracciones políticas que hacen vida en la Asamblea Nacional. Es así, como nace la Alianza Soy Venezuela, que orgullosamente coordino en Monagas, con el propósito de no permitir que se olvide, y muy por el contrario, se siga respetando y haciendo lo necesario para plantear una ruta clara que nos lleve al propósito  final: El fin de la dictadura.

El momento por el cual atraviesa el país, sumido en una profunda crisis humanitaria, reclama de todos nosotros mantener el coraje, la esperanza y la manifestación pública, hoy con Juan Guaidó, como Presidente interino, reconocido por más de 50 países en el mundo, y a la cabeza de un proceso, en el que deben dejarse de lado los intereses, negociaciones y tratos oscuros para avanzar hacia el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres que nos permita el rescate definitivo de nuestra democracia.

Hoy muchos venezolanos estamos claros a  lo que nos enfrentamos, la maldad que se instalo en Venezuela, no es sólo una cruenta dictadura, es todo un sistema de mafias, con ramificaciones internacionales que pretende instalarse en el hemisferio, haciendo uso de las riquezas de nuestro país para alimentar el crecimiento y conformación de grupos criminales en el mundo; y para esto incluso hoy podemos ver con mayor transparencia que cuentan con grupos de colaboracionistas internos y externos que sin importarles la destrucción del país apuestan a que Nicolás Maduro y sus sistema de perversión de la política se queden.

Es por ello, que a dos años de aquella fecha de manifestación ciudadana: el 16 de julio del 2017, hoy más que nunca están vigentes las razones que nos llevaron a expresarnos como ejemplo, a nivel nacional e internacional, y que somos la mayoría quienes queremos que Nicolás Maduro y su camarilla de criminales abandonen el poder y den paso a la Venezuela que todos los venezolanos merecemos. El mundo hoy nos mira con preocupación, por todo lo que ocurre en nuestro país, y que no sólo ha desatado la ola migratoria más grande del  hemisferio, si no por el peligro que representa que poco a poco se afiance un Estado forajido que ponga en riesgo las democracias de países vecinos.

No será fácil, pues cada día está más claro, que la lucha por la imposición de intereses particulares, la danza de dólares para comprar voluntades, las mafias que cohabitan con el régimen, hoy muchos de sus miembros sancionados, y la discusión por mantenerse en el poder a costa del sufrimiento y huida de los venezolanos, pretende imponerse. Sin embargo, para ello, hoy contamos además con una fracción parlamentaria, cada día más creciente,   que bajo el espíritu del 16 de julio, está empeñada en hacer valer el mandato y ruta aprobada por  los venezolanos,  que hoy luego de  dos años, insisto, sigue vigente como estandarte de lucha: La Consulta Popular del 16 de julio del 2017. Seguro estoy que la voluntad de la mayoría de los venezolanos terminará imponiéndose y pronto seremos un país, libre, democrático y próspero.

Ciro Ramones