Es imposible para mí y para muchas otras personas no enervarse cuando de casualidad escuchamos a personas con afecto al régimen vociferar y exaltar cosas como: “en la cuarta se comía perrarina” o “gracias a la revolución bolivariana hay calidad de vida” y asimismo vanagloriándose de supuestos logros que solo pueden ser alcanzados en socialismo cuando la realidad es que el único logro que ha relucido en la infraestructura de nuestro gentilicio es un daño moral inconmensurable.
Se encargaron de destruir nuestras costumbres y la manera de vivir nuestra cotidianidad, tanto así que los momentos de esparcimiento y recreación son escasos no solo por la falta de recursos monetarios y de servicios básicos, sino también por la inseguridad que arropa nuestras calles con un velo rojo, agregando que hay solo un pensamiento que ocupa e impregna tanto el inconsciente como el consciente de los venezolanos: el qué vamos a comer hoy o el qué vamos a comer mañana, han reducido nuestra vida a un estado zombie.
Sin embargo estoy convencido que Venezuela renacerá de la mano de su juventud, por que ante las adversidades, hemos hecho lo posible por salir adelante y ese fulgor juvenil da esperanzas, no importan las amenzas y las persecuciones, porque nada es más fuerte que los anhelos por ver alcanzado ese país que tanto soñamos.