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Muchos hemos escuchado esa frase que íbamos a ser potencia en deporte, educación, salud, seguridad y mucho más, pensamiento que solo quedó en eso. En ningún momento hubo políticas que realmente estuvieran enmarcadas en un desarrollo en cada una de esas áreas, no había visión a futuro, solo era populismo, algo muy dañino encontrado en Venezuela durante los últimos sesenta años.

Menciono esa cantidad de tiempo porque realmente ha sido así, quizás entre 1960 y el año 1999 fue manejado de una manera muy distinta pero al final terminó siendo una forma de asumir el control por parte del Estado sobre la población y que recrudeció de una manera terrible en las últimas dos décadas.

Ahora bien, luego de haber visto lo que ha pasado últimamente, que realmente no somos potencia en nada de lo que pudimos haber sido, me pregunto: ¿Aprendimos la lección? ¿Estamos listos para afrontar un nuevo proceso en el país, un cambio radicalmente liberal que permita el libre mercado, que brinde oportunidades a los venezolanos de crecer personal y profesionalmente, que el ciudadano sea dignificado, que vayamos de la mano con la tecnología que mueve el mundo? Yo creo que sí y en mis próximas líneas les explico la afirmación de mi respuesta.

Sí, estoy deseoso de ver esa Venezuela distinta, que me decían en el bachillerato, que era un país en vías de desarrollo en el que PDVSA estaba entre las cinco mejores empresas del mundo, en la que la policía técnica judicial (PTJ) era la tercera del mundo detrás de la francesa. En ese mismo país entrar a la UNEFA, a la Universidad Central de Venezuela o a la Simón Bolívar era un orgullo porque ahí estaban los mejores, los que por su conocimiento deberían estar allí construyendo una mejor nación.

Algunos de los que están leyendo este artículo dirán que en qué momento hablaré de la impotencia, porque esa palabra está en mi título, ese instante es ahora y es que me da una profunda impotencia que hayan venezolanos tan talentosos que se hayan ido a otras latitudes a mostrar lo mejor de nuestro talento, me da impotencia que mueran venezolanos por falta de medicamentos, me da impotencia que seamos uno de los países más inseguros del mundo, me da impotencia que la mediocridad, el irrespeto, la intolerancia, la injusticia sean las banderas de un país que se perdió en el tiempo y que hoy está muy lejos de lo conocemos como desarrollo.

Sin embargo no todo es malo, hay un grupo de venezolanos que hemos resistido los embates de este régimen y que estamos con la energía intacta por cambiar las cosas. Afortunadamente en Vente Venezuela no solamente contamos con venezolanos dentro sino también fuera del país que están trabajando arduamente, en primer lugar para recuperar la libertad y en segundo lugar para hacer la transformación que se requiere, en la que las ideas que funcionan sean la punta de lanza que permitirá los cambios necesarios en salud, educación, seguridad, turismo y economía para tener un país rico de verdad, con ciudadanos libres y donde la propiedad privada y el individuo sean respetados, que haya seguridad jurídica para que los empresarios venezolanos y extranjeros que quieran invertir aquí realmente lo puedan hacer sin ningún temor.

Construiremos la Venezuela del futuro, estamos comprometidos y lo vamos a lograr. Lo seres humanos somos capaces de transformar el mundo y en Venezuela esos cambios trascendentales llegarán pronto.

@jcolmenarez