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(Trujillo. 18/09/2019) Cuando el pasado mes de mayo se “filtró” una información sobre un nuevo dialogo entre el gobierno legítimo de Venezuela y el régimen usurpador, en la ciudad de Oslo, Noruega, se prendieron todas las alarmas en la opinión pública nacional e internacional. Se trataría del quinto diálogo que por experiencias pasadas estaba condenado a ser infructuoso para quienes luchamos por la libertad, pero muy conveniente para las mafias enquistadas en el país. Una vez confirmados dichos encuentros, un sector opositor, tanto el que participó directamente en las negociaciones, como sus más fieles seguidores argumentaban que debían agotarse todos los mecanismos diplomáticos para presionar el cese de la usurpación por la vía pacífica y constitucional, y que, conociendo la naturaleza criminal de la dictadura, seguramente no cumplirían con ciertos acuerdos y por lo tanto la comunidad internacional debía actuar en consecuencia, teniendo luz verde para enfrentarlos con más firmeza.

El régimen por su parte, acudía al diálogo para acabar, según ellos, con la intención golpista de los radicales de oposición que contaban con el apoyo del imperio norteamericano y el gobierno colombiano. Muchas fueron las especulaciones en torno a lo que realmente se discutía, primero en Oslo y luego en Barbados. Algunos medios publicaron que habría consenso en los siguientes puntos: elecciones presidenciales con Maduro como candidato, ocupación de curules oficialistas en la Asamblea Nacional, posible disolución de la ANC, todo ello a cambio de que EE.UU levantara sus sanciones. El único punto que frenaba el avance, era el cese de la usurpación presidencial.

Líderes como María Corina Machado, Antonio Ledezma, Diego Arria, así como importantes funcionarios de gobiernos aliados de Colombia, Brasil, EEUU, entre otros, y la gran mayoría de los venezolanos, condenamos desde un principio y durante todo el proceso, esta nueva estafa que traería nefastas consecuencias en un punto en el que el quiebre del narco régimen era inminente si se tomaban las medidas más eficaces tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. No fuimos escuchados, al contrario, fuimos atacados y señalados de ser instrumentos del chavismo.

En días recientes, el diputado Stalin González, quien fue miembro del equipo de Juan Guaidó en las negociaciones, reconoció la inviabilidad del proceso y el cierre “definitivo” del mismo.

¿Cuáles fueron los resultados del diálogo Oslo / Barbados?

Las FAES ajusticiaron a 39 personas luego del informe Bachelet. La diáspora continúa en ascenso. La inflación se disparó nuevamente, y, por consiguiente, se ha agravado la emergencia humanitaria, extendiéndose la agonía de los venezolanos. En el vecino país, los disidentes de las FARC anunciaron, desde Venezuela, que se levantan en armas.

Las mafias chavistas recibieron su bocanada de oxígeno, además de tiempo para idear a la perfección una nueva jugada: elecciones parlamentarias acordadas con algunos miembros de la falsa oposición (Timoteo Zambrano, Claudio Fermín, Luis Romero y Felipe Mujica). Entre las concesiones más resaltantes destacan: revisar y ajustar las garantías electorales y nombrar nuevos rectores, exhortar al sistema de justicia para que a través de la comisión de la verdad se tomen medidas de beneficios para algunos presos políticos, la reincorporación a la AN de diputados afectos al régimen, gestionar la suspensión de las sanciones norteamericanas.

No obstante, la Unión Europea y la ONU recomiendan continuar con los diálogos para salir de la crisis, los regímenes dictatoriales y terroristas lo siguen defendiendo y auspiciando y EEUU con todo y su vaivén retórico es el único que actúa a través de las sanciones.

¿Quién  asumirá las consecuencias de las malas decisiones, en especial el costo humano?

Johnny Méndez