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Tal vez la sociedad venezolana ya no recuerde este cuento, pero fue de mucha polémica en su época y durante varios años fue recordado, hasta que apareció la gran era de los milleniams, que somos los de mi generación. Se trata de un joven llamado Juan Peña, que combatiendo con unos granujas recibió un guijarro sobre un diente, la sangre corrió lavándole el sucio de la cara, y el diente se partió en forma de sierra.

Desde ese día comienza la edad de oro de Juan Peña. Con la punta de la lengua, Juan, tentaba sin cesar el diente roto; con el cuerpo inmóvil y vaga mirada, sin pensar. De alborotador y pendenciero, se tornaba ahora en callado y tranquilo. Los Padres de Juan, hartos de escuchar quejas de los vecinos y transeúntes víctimas de las perversidades del chico, pese a que habían agotado toda clase de reprimendas y castigos, estaban ahora estupefactos y angustiados con la súbita transformación de Juan. Fue examinado por toda clase de médicos, al no conseguir nada extraño o síntomas de alguna enfermedad grave su diagnóstico fue: estamos en presencia de un caso fenomenal; su hijo, de usted, mi estimable señora, sufre de lo que hoy llamamos el mal de pensar; en una palabra, su hijo de usted, es un filósofo precoz, un genio tal vez.

En resumen, quizás para no aburrir a la audiencia, la leyenda dice: pasaron meses y años y, Juan Peña fue diputado, académico, ministro y estaba a punto de ser coronado Presidente de la República, cuando la apoplejía lo sorprendió, acariciándose su diente roto con la punta de la lengua. Y doblaron las campanas y fue decretado un riguroso duelo nacional; un orador lloró en una fúnebre oración en nombre de la patria, y cayeron rosas y lágrimas sobre la tumba del grande hombre que no había tenido tiempo de pensar.

Bueno, estoy citando este cuento citadino, para hacer una reflexión de las muchas casualidades existentes en él. Transportando el cuento de aquellos tiempos a lo que está sucediendo hoy ¿cuál es la moraleja? todo aquel, que aspire a ser Presidente de la República, tiene que estar preparado para aprender a pensar y convertirse en un genuino pico de oro; porque nuestra esencia como país, que es donde se fundamenta la República, es netamente poética, cantora y bailaora. En todos los estados de nuestro país se ha fomentado y patrocinado, en absolutamente todos los gobiernos desde que somos República, la cultura y el folklore, por lo tanto, el que no sepa pensar, hablar y actuar, se lo comerán.

En estos tiempos mucha gente aspira a ser presidente de la República, vemos desde un pastor evangélico ya prácticamente olvidado, hasta el gobierno interino al que el país sigue exigiendo acciones concretas para poner fin a esta pesadilla.

La luz en el camino está manos de una mujer, la misma que tuvo el valor de decirle al causante del virus, ladrón en su cara; la mujer que sabe que con criminales no se negocia, la mujer que es pico de oro y lo usa para decir la verdad, la mujer que sabe que la solución es la fuerza, que la solución es seguir la ruta del coraje, que la solución es estar en el partido de la Libertad, María Corina Machado.