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(San Cristóbal. 01/10/2019) Desde el pasado 23 de enero, desde la Presidencia de la Asamblea Nacional (AN) y la Presidencia (E) de Venezuela, se le presento una ruta muy clara al país, donde se establecía los tres pasos a seguir de forma ordenada: (i) Cese de usurpación, (ii) Gobierno de transición, y (iii) Elecciones Libres.

 Esta fue la ruta planteada para lograr el cambio que tanto anhelan los ciudadanos, generando dicho planteamiento el apoyo de la mayoría de la sociedad venezolana, e inclusive de la comunidad internacional, propiciando esto grandes movilizaciones, que como ya sabemos hacen temblar al usurpador Maduro y a toda su mafia.

Diez meses después de fuertes sanciones y presiones de miembros de la comunidad internacional, tras nuevos intentos fallidos de diálogos, el ciudadano venezolano, que está dentro y fuera de nuestro país, se sigue preguntando qué fue lo que pasó con la hoja de ruta que con mucha claridad aparentemente se propuso en el mes de enero.

Propiciando esta incertidumbre en nuestra ciudadanía, y en los mismos aliados internacionales, que hoy se preguntan por qué los que tienen la responsabilidad institucional de responderle al país, no hacen lo que tienen que hacer, si la misma Carta Magna Venezolana faculta al parlamento a avanzar en temas como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar) o el principio de Responsabilidad de Proteger (R2P) de forma rápida y definitiva.

El ciudadano tiene derecho a saber la verdad, a exigirla sin ser descalificado, tildado o vetado de la llamada «oposición venezolana» pues la transparencia debe ser clave en todo el proceso que atraviesa nuestro país, la confianza que millones depositaron en la Asamblea Nacional se debe respetar y sobre todo mantener, mediante las acciones y el discurso coherente apegado al planteamiento del pasado 23 de enero, pues intentar desviar la ruta, simplemente será darle más tiempo al narco régimen.

Firmes y coherentes, como lo demanda nuestra ciudadanía.

Mercedes Ramírez