Mientras más rápido aceptemos nuestra realidad, más rápido podremos accionar ante ella. Ser autocríticos, no nos hace mal. Ser autocríticos hoy, no nos va a colocar en un punto peor. Al contrario, solo siendo críticos vamos a entender que no necesitamos de un mesías para salir de nuestras problemáticas.
La
autocrítica resulta una de las mejores herramientas para identificar las
debilidades que presentamos y las virtudes que poseemos para rectificar. Para así, tener un criterio real
como ciudadano. Porque si, si nos hemos equivocado, hemos cometido errores,
hemos fallado, es una realidad, una realidad que no podemos seguir obviando.
Nos toca enfrentarla, hacernos las preguntas
necesarias y buscar las respuestas correctas. Debemos autoevaluarnos y ser
críticos con nosotros mismos, porque en el momento que lo hagamos, dejaremos de
ser una masa y pasaremos a ser individuos, solo así seremos más ciudadanos.
Ciudadanos
con criterios, posiciones y posturas claras. De la mano de razones, motivos y
objetivos, porque no somos un bulto, ni una masa abstracta, somos seres
pensantes.
Nuestro principal problema, es un sistema que se
ha encargado de minimizar una ciudadanía con una ideología que profesa la
igualdad política, económica y social, y nuestra mayor oportunidad es que el sistema
basándose en esa ideología quiso erradicar todo tipo de pensamiento libre y
crítico y no lo logró.
Por tal motivo, hoy más que nunca debemos ser
críticos y entender nuestra realidad. No estamos obligados a estar
comprometidos con ninguna fórmula inflexible, tampoco debemos buscar soluciones
perfectas y mucho menos ser dogmáticos. Nuestra apuesta debe ser por el
pensamiento crítico, porque solo éste nos permitirá avanzar en el corto plazo
dentro del plano estratégico de la coyuntura país y a largo plazo logrará el
desarrollo de nuestra sociedad.
Coordinador de universidades Vente Joven Nueva Esparta