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El 2018, cerró como un año oscuro para nuestra nación. El colaboracionismo al máximo, los diálogos recurrentes y la falta de un objetivo claro por parte del G4, generó el peor diciembre de nuestra historia. La Asamblea Nacional había perdido cualquier cantidad de oportunidades para hacerle daño al régimen y casualmente, fue con una abstención, al gran fraude que representaba la psudoelección presidencial del 20 de mayo, que en principios de éste año se nos presentó una oportunidad, de esas oportunidades que te hacen sentir esperanza, y no una esperanza basada en una expectativa ilusoria, una esperanza real y tangible, porque por primera vez la comunidad internacional desconoció por completo la institucionalidad de la “presidencia” de Nicolás Maduro y reconoció que el Presidente legítimo era el joven y “nuevo político” Juan Guaidó.

Pero, lamentablemente, la “película” de la que tanto hablan partidarios del gobierno de Guaidó, ha tenido un inicio lleno de expectativas e ilusión, pero un desarrollo nada original, típico guión del stablishment político de una oposición mas parecida a los postulados del chavismo, que a los postulados de una causa real y libertaria. Aunado a todo ello, el gobierno atropellado y difícil de entender del presidente Juan Guaidó, en un lapso de 12 meses ha tenido mas de 3 escándalos graves de corrupción. Lo cuál se ha traducido en desanimo social, desconfianza internacional y un gran sentimiento de decepción nacional.

Sabemos que el panorama no es nada fácil, pero también debemos convencernos de que no todo está perdido, si es cierto, el éxito de la Presidencia Encargada era el éxito de la causa libertaria, pero su fracaso, no será el fracaso de Venezuela. Aún hay ciudadanos decentes y comprometidos a darlo todo por lograr la tan anhelada libertad definitiva para nuestro país. Ahora ¿Cómo hacerlo? Muchas personas se preguntan; ¿cuál es la ruta?

Yo les respondo, la ruta es la misma que nos unió como país a principio de año, la del cese a la usurpación. Para lograrlo debemos entender de una vez por todas la naturaleza de éste régimen, que no solamente es violador de Derechos Humanos o anti democrático, o asesino, sino que también ha extendido tentáculos en todo el continente. Se trata de una estructura criminal jamás vista en nuestro continente, aún más criminales que los genocidas de la “Revolución Cubana”. Entendiendo éste contexto, también debemos reconocer a sus aliados, los mismos que quieren socavar las instituciones occidentales. Si, los mismos agentes del terrorismo islámico (que hoy ocupan y entrenan en parte de nuestro territorio), los mismos agentes económicos y diplomáticos que han utilizado la burocracia de la Organización de Naciones Unidas para mentir, ocultar y financiar regímenes de izquierda, populistas y asesinos por todo el mundo.

Luego de entender la naturaleza genocida de nuestro enemigo, debemos identificar cuáles han sido nuestros errores históricos en los últimos 60 años y no repetirlos. Para luego, llevar a cabo la gesta libertaria, en orden y organizados.
1. Debemos, cerrar de una vez por todas cualquier diálogo o negociación con la mafia chavista que no conlleve a las condiciones de su salida, y no solamente a la salida de Nicolás Maduro, sino a la extinción de todo el sistema genocida.
2. Debemos, clausurar toda convocatoria a elecciones (de cualquier tipo), mientras el chavismo esté en el poder.
3. Debemos, identificar a nuestros genuinos aliados, amantes de la libertad, aquellos que no van a permitir una expansión socialista a las puertas de su país. Y ganarnos su confianza, con un liderazgo claro y firme, que les haga entender que la única manera de sacar a las mafias, es por la fuerza.
4. Debemos, darle toda la celeridad posible al Tiar y acelerar el lobby internacional, con expertos en el tema, para utilizar éste mecanismo y organizar una coalición militar internacional que fracture a la estructura criminal.
5. La Asamblea Nacional debe expulsar a los “Diputados” chavistas que perdieron su investidura al abandonar su cargo. De igual manera, debe activar el artículo 187.11 de nuestra Constitución, como manifestación de voluntad a la comunidad internacional.
6. Debemos, identificar y alejar de la toma de decisiones de la causa de la libertad a todos aquellos actores de la “mesita de casa amarilla” y a todos aquellos que han recibido cualquier tipo de financiamiento directo o indirecto del régimen.

De ésta manera, retomaremos la confianza de los venezolanos, la confianza que el status quo, bien financiado, ha traicionado en muchas oportunidades.

A los venezolanos les digo; no estamos perdidos, sí hay coraje, sí hay fuerza y no nos vamos a dar por vencidos, creamos y luchemos por devolver a nuestros familiares al país, convertirnos en una nación de mercados abiertos y sobre todo, un país dónde la justicia sea alcanzada y la política no sea un instrumento para alcanzar la impunidad.
No estamos solos, no somos pocos y no somos débiles. Debemos ¡luchar hasta vencer!.

Jhorman Terán, Secretario Político Nacional Vente Joven