En la narrativa política del régimen usurpador, el docente es -según ellos- una figura sumamente remunerada y por consiguiente apremiada por sus incontables esfuerzos en la formación de nuevos republicanos para la Venezuela del ¨hombre nuevo¨. Sin embargo, estas afirmaciones que son expedidas continuamente desde el aparato comunicacional de la tiranía misma, no estrechan semejanza alguna con la cruel realidad que atraviesa el gremio docente ni mucho menos guarda concordancia con la educación de una nación agazapada por la crisis.
En múltiples ocasiones, el soez ministro usurpador encomendero de Maduro, ha optado por ignorar y dejar de lado los estatutos establecidos en la Ley Orgánica para la Educación y ha deshecho de su conocimiento los artículos vigentes en la Constitución Nacional que amparan al Docente, así como también ha utilizado con vehemencia la fuerza despótica del Estado para pisotear los acuerdos previstos mancomunadamente por los diversos sindicatos que hacen vida dentro del gremio más humillado hoy en el país; y esto sin restarle causa ni luto a los demás gremios y empleados públicos en lo que resta del entramado ministerial, cuyas razones de lucha se apegan sin duda a las consignas entonadas desde el magisterio docente en contra del ilegítimo régimen de naturaleza criminal.
Este ostentoso arsenal de mentiras y promesas incumplidas es tan solo una muestra mínima de lo que está dispuesto a hacer este gobierno tiránico, cuya bandera principal se alzó en guerra desde el primer día de gobierno en contra de los ciudadanos libres y poseedores de criterio propio, quienes a su vez son el verdadero motivo de amenaza para un régimen que nunca tuvo la razón.
Ante tal advenimiento, resulta lamentable decir que al docente de estos tiempos se le ha confinado a transitar el sendero de la humillación y el paulatino hostigamiento laboral, incluso de parte de otros docentes que son adeptos al régimen por simple amor a una afiliación partidista carente de utilidad.
Es así pues, como esta cruda y evidente situación tan adversa para muchos docentes, ha llenado de profunda frustración a incontables profesionales en el área que han visto sus salarios disolverse en la inflación, a la par que se ven obligados por necesidad a incursionar en otros oficios ajenos a su voluntad, como última opción para poder sobrellevar ligeramente las demandas elementales de una familia o un hogar.
No cabe duda que las repercusiones de esta problemática son innumerables como dolorosas. Todo ello producto de la falta de visión y crecimiento de un estado anclado en el retroceso, aunado a un interés por el doblegar a los pilares de la formación ciudadana, ejes elementales en la construcción de una sociedad sostenible, desarrollada y sobre todo libre. Tampoco cabe duda que en la Venezuela que viene, libre y democrática, la figura del docente será verdaderamente premiada por su esfuerzo, realzando sobre todo sus derechos a una vida digna como la del resto de la población y nunca más volveremos a vivir las penurias de los tiempos de sumisión de regímenes totalitarios.
Gabriel González
@iu_diancourt
Promotor de Vente Joven en el estado Guárico