Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

12 de febrero 2014. Venezuela desbordó las calles con los jóvenes al frente. Entendíamos que estábamos perdiendo lo que quedaba de Libertad y que de nuestra lucha dependía nuestro presente y futuro aquí en Venezuela. La crisis económica comenzaba a hacer estragos y el régimen dejaba ver sus costuras dictatoriales. Sin duda, ese día mostró los colmillos.

En las calles de Caracas se respiraba orgullo de lo que somos y lo que estábamos haciendo. Sí, estábamos en el corazón de Caracas, no en Chacao, en plena plaza Venezuela y con rumbo al Ministerio Público en Parque Carabobo.

No olvido las avenidas del Centro repletas de venezolanos que solo pedían libertad. El tricolor adornaba los balcones y fue el arma más peligrosa para el régimen criminal de Nicolás Maduro.

En segundos, la alegría se convirtió en pánico y en medio de la confusión y los disparos, cayó Bassil Da Costa, un jóven estudiante. Nunca nos imaginábamos que Bassil se convertiría solo en el primero de los más de 40 jóvenes asesinados ese año. «Mamá, me fui a luchar por Venezuela, si no regreso, me fui con ella», y la dictadura sanguinaria se lo llevó.

Fueron horas de mucha tensión, de ubicar a los amigos que sabíamos estaban en la marcha, y de dar gracias a Dios por estar vivos. Caracas ardía, la indignación se hacía sentir y la represión de los paramilitares del régimen se recrudecía.

6:25pm Un tweet resumía la jornada y quedó en la historia y en nuestra memoria para siempre: «Hoy me pegaron una pedrada en la espalda, un cascazo por la nariz, tragué bomba lacrimógena, cargué al chamo que falleció, ¿Y tú, qué hiciste?». Era Robert Redman a tan solos minutos de que el régimen de Maduro sellara su final. El tercer asesinado en menos de 12 horas.

El país estaba de luto. La indignación, la rabia y el dolor se hacían sentir en las calles. Maduro respondía con más represión y muerte. Ya no éramos amarillo, azul y rojo; Venezuela estaba cubierta solo por el rojo de la sangre que se derramaba en nuestras calles, por el rojo de las franelas con aquellos ojos macabros que veían orgullosos su legado.

En 2014 me hice una promesa a mí mismo: Luchar Hasta Conquistar la Libertad. Hoy, seis años después y más de 200 asesinados por la tiranía criminal de Nicolás Maduro, después de ver el dolor y la angustia de una madre porque su hijo está secuestrado por el régimen, y después de vivir el desmembramiento de la familia, ese compromiso es mayor.

La libertad se lucha y se conquista, y vaya que hemos luchado. Estoy convencido de que tanto dolor no será en vano, hemos aprendido muchísimo de nuestros errores y aciertos en estos años. Hoy hay una juventud más fuerte y valiente que está de pie, que no se calla, ni agacha la cabeza.

Por Bassil, por Robert, por Geraldine, por Génessis, por los 43 venezolanos asesinados en 2014, por los 163 asesinados en 2017, por los 57 asesinados en 2019, por cada secuestrado y torturado, por cada familia separada, vamos a Conquistar la Libertad.

@ismaelgabriel22