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(Trujillo. 13/02/2020) Un Fondo Soberano de Inversión es un vehículo de inversión de propiedad gubernamental que invierte tanto en activos reales como financieros que van desde acciones de empresas privadas, bonos, bienes inmuebles, metales preciosos e infraestructura dura, hasta inversiones alternativas como fondos de riesgo. Su principal objetivo es lograr una alta rentabilidad.

En la nueva Venezuela, que esta por nacer, será un desafío levantar la economía y llevar al país a un crecimiento nunca antes visto; seremos recordados como “el milagro económico venezolano”. La industria petrolera deberá ser privatizada, al igual que muchas empresas de producción que hoy están en manos del Estado; el debate sobre si el sector público puede -o no- ser igual o mejor administrador que el sector privado, ya no tiene sentido.

De acuerdo con una investigación realizada por el economista y experto petrolero, José Toro Hardy, la inversión que se necesita en el sector petrolero es de alrededor de 300 mil millones de dólares, para poder recuperar los niveles de producción, de 3,4 millones de bpd, que se tenían en 1998. Si le anexamos la deuda consolidada de PDVSA, por alrededor de 60 mil millones de dólares, entonces entenderíamos por que no hay manera de afrontar gigantesca carga. Acordar prestamos a través de  organismos multilaterales, tampoco puede ser una opción, seria endeudar a las generaciones futuras.

Ahora bien, ¿Significa la privatización el fin del despilfarro de la renta petrolera? La respuesta es NO. Los gobiernos de turno seguirían utilizando los altos ingresos provenientes de los impuestos petroleros para financiar el gasto público, con la tentación de hacer populismo.

La solución para lograr administrar eficientemente la renta petrolera, para estabilizar el presente y garantizar el futuro, sería crear un Fondo Soberano de Inversión. La experiencia a nivel mundial nos indica que este es el camino correcto. Países productores de petróleo como Noruega, Kuwait, Arabia Saudita, Catar y Emiratos Árabes Unidos, han tenido gran éxito; destacando sobre todo el Fondo Soberano de Noruega, que tiene actualmente una capitalización de 1 Billón de Dólares.

El Fondo Soberano de Noruega entró en funcionamiento en 1993, es gestionado por el Norges Bank Investment Management (NBIM), y es ahora el mayor fondo soberano del mundo. De acuerdo a la legislación del país nórdico, todos los ingresos provenientes de impuestos a las empresas petroleras, cánones de licencias para exploración, y dividendos de la petrolera semiestatal Equinor; serían destinados al Fondo. El gobierno solo puede utilizar, para el gasto público nacional, la mitad de los intereses ganados por la gestión del fondo, durante el ejercicio económico anual correspondiente; y en caso de una crisis financiera, se puede utilizar todo el dinero de los intereses ganados durante el año, bajo un decreto de emergencia aprobado por el Congreso Unicameral de Noruega.

Este caso de éxito económico puede parecer fácil, pero para lograrlo el NBIM dividió el fondo en dos partes: Uno destinado a solo inversiones nacionales, específicamente en la bolsa de valores de Noruega, invirtiendo en empresas que tengan viabilidad económica para no generar burbujas; también invierten en empresas que no cotizan en bolsa, sobre todo empresas del sector primario que necesitan mucha inversión para bienes de capital.

La otra parte, del Fondo, esta destinada a inversiones a nivel mundial, de modo que el riesgo sea independiente de la economía noruega. En su primer año, el 100% del capital provenía de ingresos petroleros; para el año 2019 solo el 40% de su capital eran provenientes de la renta del “oro negro”. Es decir, al día de hoy, 600 mil millones de dólares han sido ganados gracias a la gestión del NBIM, que tiene una rentabilidad media del 7% anual. Los ciudadanos noruegos tienen, en el presente, uno de los países más ricos del mundo y un futuro asegurado.

“El rendimiento de las inversiones ha sido tan alto que se puede comparar con haber descubierto petróleo otra vez”. Yngve Slyngstad (Presidente del NBIM)

Luis Daniel Humbria