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Se veía venir el problema de las universidades públicas y autónomas en Venezuela. Incompatible con toda dictadura, ésta – la socialista de las mafias – le tenía la vista puesta desde hace añales. Y, en agosto de 2019, cuando sale la sentencia 0324, ya la Fracción 16 de Julio, a la que orgullosamente pertenezco, había denunciado la situación calamitosa de nuestra educación superior y el interés de pasarle factura a nuestras casas de estudios que tan vigorosamente protestaron al régimen en 2014 y 2017, con un saldo asombroso de detenidos, mal heridos y muertos. Porque, en definitiva, Nicolás Maduro y  sus secuaces, desespera por controlar cada universidad y, rebanándolas, minizándolas y esclavizándolas,  convertirlas en sucursales del Psuv para gozar de sus instalaciones  demás recursos materiales.

Ahora, hay un falso dilema entre hacer las elecciones universitarias de acuerdo al artículo 109 constitucional y la Ley de Universidades, o hacerlas de conformidad con lo ordenado por el TSJ ilegítimo que hasta se dio el tupé de fijar un plazo a las autoridades universitarias.  ¿Acaso la UDO, asediada por el bandoleriso, atacada por vándalos, las hará según la dictadura? ¿La UCV de la cual egresé como abogado, aceptará el chantaje? ¿Se calarán los profesores y los estudiantes que van quedando, entregar lo único que les queda: la autonomía universitaria? Por ello, es falso el dilema, porque no queda otra opción que afrontar directamente y con coraje el asunto: ¡109 por delante! Y es cierto, ha tardado la movilización, pero ya está en camino para defender a la universidad contra el grupo de tarados del régimen que difícilmente, algunos, se graduaron en los tiempos en que eran encapuchados y tirapiedras y, hoy,  quieren chuparle más sangre a las aulas.

La Fracción 16 de Julio, más de un año atrás advirtió el problema y fueron numerosas las denuncias y propuestas que hizo, como los proyectos de Ley de Defensa de la Autonomía Universitaria o el de Democratización de las Universidades para desarrollar el 109 constitucional y hacer unas elecciones expeditas, limpias, masivas y simultáneas en el pasado mes de enero. Pero, de un lado, los diálogos de Noruega y Barbados coparon toda la atención de los partidos dominantes del parlamento, con los resultados nefastos que conocemos; y, del otro, las autoridades universitarias y los gremios, con las honrosas excepciones del caso, destacando al profesorado de la Universidad Simón Bolívar, se agazaparon, se hicieron los locos, como si la cosa no fuese con ellos.

Ya es tiempo de despertar y tomar el toro por los cachos. El liderazgo universitario no debe escurrir el bulto, porque el liderazgo político, al menos, el de Vente Venezuela y los aliados de la 16 de Julio, cumplimos cabalmente con nuestras responsabilidades.

@JuanPabloGve