(La Asunción. 11/03/2020) Luego de un cierto tiempo alejado de los medios, viviendo, palpando y sufriendo lo que este noble pueblo padece día a día, creí indispensable volver a estos canales de comunicación para hacerme eco del lamentable panorama que aflige a miles de ciudadanos. De una manera clara y simple, trataré de expresar mi punto de vista sobre los innumerables devenires de este convulsionado país, así como mi parecer sobre ellos en la esperanza de poder sembrar conciencia y generar nuevas expectativas y confianzas de que en Venezuela, con los correctivos necesarios, que deben ser urgentes y profundos, se puede llegar a superar estos momentos cruciales para la sobrevivencia de la ciudadanía y su integridad como nación.
Es lamentable y alarmante ver cómo el tema de la posible celebración de elecciones ha alcanzado a muchas voces que se hacen llamar opositoras pero que, ante esta actitud, reflejan claramente una grosera complicidad por la que se le permitiría lavarle la cara al régimen. La cohabitación entre dirigentes que dicen ser de la oposición y representantes del régimen, está forzando a que se olvide un principio básico para cualquier proceso comicial: Hay que sacar primero a este régimen para luego plantearse ir a las urnas. Un gobierno de transición, restituir el hilo constitucional al estado de devolver las debidas potestades a la Asamblea Nacional (AN), anular el adefesio jurídico que representa la ilegítima constituyente, promover el regreso de los magistrados legítimos del Tribunal Supremo de Justicia nombrados por la Ana que se encuentran despachando desde exilio, nombrar un nuevo Consejo Nacional Electoral, libertad para los presos políticos, en otras palabras, una Venezuela realmente emancipada, es el piso político primordial para dar el paso a la alternativa del sufragio.
Hay que llamar a las cosas por su nombre y no se debe permitir que determinados sectores que han aparentado una lucha liberadora en los últimos años, sigan insistiendo en recorrer caminos que han demostrado de manera fehaciente ser ineficaces para concretar transformaciones que clama la ciudadanía. Está más que comprobado que con esta actitud se extiende en el tiempo, el sufrimiento, el hambre, la miseria y las injusticias a todos los Venezolanos. Desde aquí un llamado a la dirigencia política venezolana, está en manos de ustedes poner fin de manera contundente y a la brevedad a esta hecatombe humana.
Bower Rosas