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El régimen no le protege a usted en absoluto de la crisis generada por el Coronavirus, pues ha sido el responsable de la destrucción total del sector sanitario. Todo totalitarismo es un monstruo hijo de la mentira y la traición. No son la solución, sino un estímulo del problema.

Más allá de lo que digan algunos detractores del sistema liberal —de la apuesta por la inversión privada y el recelo de la intervención innecesaria del Estado— la escalada de esta crisis es una muestra de las fallas de sus mentiras. Si éste fuese un Estado de Derecho puramente liberal, dedicado a las cosas más importantes y subsidiarias, se atendería con mayor eficiencia esta y cualquier otra crisis. Pero al ser un sistema socialista que abarca todo, no puede hacer nada. Lo poco que hace, lo hace mal.

Prueba de lo que digo son los datos: aquellos países con mayor libertad económica y enfoque verdadero, son los que han salido con mejor desempeño ante la crisis del COVID-19. Los «paraísos» socialistas son en cambio un infierno atravesado de corrupción, censura, miedo e histeria.

Sumado al anterior argumento, se muestra que las primeras iniciativas para encontrar la cura para el coronavirus provienen del sector privado. Es el potencial creativo de los individuos libres y el poder de su mente el que genera soluciones. De más está decir que el régimen usará esta crisis como carta política para hacer cosas que helarán la sangre. Muchas de esas cosas no la sabremos por la censura mediática y el miedo que constituye una mordaza gigantesca. De esto no tengo la menor duda.

La sabiduría individual, tomar medidas internacionales para responsabilizar a los culpables, ejercer la intervención con fines humanitarios, el resguardo de los indefensos ante estos criminales… Todas estas son decisiones que no se pueden dilatar, pues son totalmente necesarias.

No puedo justificar a cualquiera que pretenda darles «tregua» a los responsables de la crisis desatada anteriormente, y la incapacidad de responder a la actual. Son ellos unos miserables y unos canallas. Mi desprecio infinito para estos cretinos, caraduras y sinvergüenza.

Los auténticos héroes son los que no son acomodaticios frente a la barbarie y el aprovechamiento político con fines totalitarios. Los que se oponen a los delirios de ciertos sectores que pretenden sacar ventaja de esto, para imponer una asfixiante agenda neocomunista y socialista. Desde este lado del mundo, desde esta trinchera, cuenten conmigo para la defensa total de la verdad y la justicia. Enfrentemos con responsabilidad éste momento histórico que vivimos, luchemos con entereza y no claudiquemos jamás.