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Un ser vivo se define como aquel que cumple con el ciclo de: nacer, crecer, reproducirse y morir. Esta definición no ha cambiado y aunque el hombre esté en la búsqueda de la inmortalidad, hasta ahora no ha tenido éxito.  Desde hace años se ha debatido sobre los virus, su existencia como un ser vivo y hasta ahora no se ha logrado una conclusión más o menos definitiva. Los argumentos van hacia un lado y otro, sin embargo, por el momento, los puntos de vista se inclinan a pensar que no se trata de un ser viviente, debido a que los virus no poseen metabolismo y por si solos no pueden multiplicarse y crecer; ellos necesitan un tejido vivo para hacerlo, más específicamente, necesitan de una célula hospedadora para multiplicarse.

A nivel mundial, pareciera que la pandemia por coronavirus rompió una especie de  hechizo de ocultamiento. Muchos países han mostrado sus condiciones materiales, humanas y ambientales. Por ejemplo, en la región noroccidental italiana de Lombardía, en donde la enfermedad  viral ha hecho estragos, ha tenido sus causas: una región caracterizada por climas variados: sub tropical húmedo (Milán), oceánico (Varese), continental húmedo y cálido (Marcheno) y clima sub ártico (Santa Caterina), conlleva a que cualquier condición gripal puede desencadenar una complicación.

Una población  Italiana cuya edad promedio es de 45,7 años, con unos 14 millones de ciudadanos por encima de los 65 años. Estadísticas muestran que el promedio de edad de los contagiados es de 63 años mientras que para los fallecidos es de 80 años; constituyendo Italia una tasa de muertes general de alrededor de 10%. Por otro lado, también  Italia tiene uno de los destinos  turísticos de gran magnitud que implica la entrada y salida de  personas masivamente todos los días, tanto por vía terrestre, marítima y aérea. Algunos se atreven a sugerir desde  un punto de vista religioso y por demás muy subjetivo, que es un castigo por la idolatría de una población más identificada con el Catolicismo; pero esta apreciación es tema de otra discusión.

España, otro país europeo tan afectado por el coronavirus como Italia, con una tasa de mortalidad de entre 8% y 9%, es tan católico como Italia, pero con una sociedad últimamente muy acontecida por la falta de configuración de una economía sana y un desdén por el cumplimiento de medidas para la protección por barreras, frente a enfermedades infecciosas, que ha significado una mortalidad importante por el coronavirus en profesionales de la salud.

Alemania, siempre con sus propias características y siendo el cuarto país más afectado por la pandemia por CoVID-19, ha adoptado una posición frontal basado en su poderío científico y de disciplina, obteniéndose hasta ahora la tasa de mortalidad general más baja con 0,8 %.

Chile, por otra parte, país sobre el cual, algunos critican que sus autoridades sanitarias han tardado en establecer el aislamiento en las comunas; no se percatan, que la economía chilena  es  una de las más  fuertes y estables de Sur América, pero no precisamente por pura casualidad, es el producto de una administración rigurosa, seria y eficaz, con una industria farmacéutica muy desarrollada. Hoy, el reconocimiento al sistema de salud de Chile lo coloca como el país con menos fallecidos en términos relativos.

En el norte de América, los Estados Unidos está apostando en su experiencia  y  conocimientos en materia de investigación científica, en poner a prueba una industria farmacéutica para acertar sin pánico en el manejo  del  virus.

En el caso actual de la pandemia por el coronavirus, las acciones tomadas en Venezuela, son en algunos casos, copia de lo que a nivel mundial ha sido lo más obvio: el aislamiento. La acción política en este caso debería ser para proveer los recursos y el apoyo institucional, pero la estrategia debe ser estructurada  desde un punto de vista científico, para evitar la transmisión del virus de una persona a otra y para disminuir o eliminar la carga viral y la cura de contagio.

Enfrentar una enfermedad infecciosa viral a nivel de pandemia, no se logra por medio de la intimidación de los ciudadanos, ni por políticas policiales y militares despóticas o represivas, como ocurre en Venezuela; en un entorno de inseguridad alimentaria y deficiencia vitamínica y de minerales, deterioro de servicios públicos, entre otros males; sino por acciones en el marco de la ciencia y el conocimiento, la planificación con ciudadanos sanos y dispuestos.

En el siglo XXI es inaudito hablar a nivel mundial de cómo existe el contagio de miembros de los equipos de salud con un virus, cuando  se conocen y se han aplicado en situaciones frente a virus más mortíferos, los llamados métodos de barrera, puestos a prueba innumerables veces y con los mejores resultados. Todo indica que Europa se encuentra en una especie  de debilidad  en ciertas áreas. 

Las acciones  contra la pandemia deben ser tan dinámicas como sea posible, esto es específicamente  para  manejar cada posibilidad que otorga la curva de contagio, índice de movilidad entre regiones, cercos epidemiológicos, alertas, aislamiento, cuarentenas, estrategias de pruebas generalizadas, buenos diagnósticos y medidas preventivas. La razón esta intrínsecamente relacionada con la pregunta que todos se hacen diariamente: ¿por qué?, ¿por qué esta pandemia?, ¿por qué este virus? Más aún, cuando se va a fondo y se puede intuir el: porque; es decir, la causa, el origen, el plan original, se llega entonces a elevar a lo más alto, la estrategia a plantear frente a esta enfermedad y otras futuras.

@abrahamsequeda