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Es una realidad inédita la que sufre el país en estas ultimas semanas, convulsionada por diversos factores y donde increíblemente la pandemia se ha convertido en el menor de ellos. Para muchos venezolanos, el no tener para comer es mas importante, pues representa una amenaza latente y una muerte más segura que el mismo coronavirus.

Hace un tiempo, Vente Venezuela nos invitaba a participar en un concurso para mostrar lo que vemos desde nuestra ventana, para darnos esperanza, y les confieso lo intenté pero no se me dio. El primer día que lo intenté vi a un funcionario regañar por un parlante y sin ningún respeto a un grupo de
señoras de la tercera edad por no cuidar el metro de distancia, ellas alegaban “el sol está fuerte y la cola está larga, por eso nos juntamos en la sombra”, a lo que el funcionario respondió: “no me importa,
sepárense”.


El segundo día dije «hoy sí podre y al asomarme a mi ventana, me encontré a uno de los tantos comerciantes de la zona donde vivo preguntando “¿y ahora qué vamos a hacer? Trabajamos medio turno, pero
pagamos horario completo, sueldo completo, impuestos increíblemente altos completos y aún así quieren que al subir el dólar vendamos igual. ¿Y mi familia no come completo?”.

Al tercer día, al abrir mi ventana, vi cómo a una abuelita se le caía su pequeña bolsa de mercado, derramándose algún liquido que al sol de hoy no sé qué era, pero lo que sí sé es que a ella le dolió verlo derramarse, pues su rostro claramente lo reflejó.

Ese día me rendí de tomar la foto, pero comprendí una vez más que aquí nos culpamos unos a otros al repetir que «la gente desesperada se amontona para comprar”, y es cierto, pero explícale eso a la señora que se vino caminando desde alguna zona rural porque no hay transporte y que debe comprar antes de que cierren al mediodía y regresarse antes de las 2pm a casa comiendo poco o nada en todo ese trajín; pídele que tenga
paciencia, que no desespere.

También repiten que «los comerciantes son unos ladrones, usureros y especuladores”, pero intenta decirle «quiebra» a alguien que sudó y trabajó para lograr tener un capital que le dé estabilidad a su familia. O intenta decirle “vaya y compre otro” a la abuelita que llora el líquido derramado .

En esta crisis, víctimas somos todos. Ya no más.
Dios bendiga a Venezuela.
VIVA VENEZUELA LIBRE.

Jesús Solorzano
Equipo Promotor de Vente Joven
Guárico.