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Todos esperamos con ansias ese momento en el que Venezuela vuelva a ser un país libre y próspero, pero pocas veces se ha analizado profundamente como se logrará reparar el daño causado durante 21 años de decadencia social, política y económica; simplemente se ha realizado un análisis superficial, dejando la solución en manos de un tercero que por alguna razón creemos que posee dotes extraordinarios para reestructurar al país una vez que la libertad haya llegado, siendo esto un claro ejemplo que de alguna forma, 21 años de populismo han infectado la cabeza del venezolano, incluso la de aquellos que se consideran opositores.

Sin lugar a dudas, para que Venezuela vuelva a ser ese país próspero que algún día fue, es fundamental que se logre la caída del régimen, siendo esta la condición necesaria mas no la suficiente; si el régimen cae pero siguen existiendo los problemas de base como la corrupción, el amiguismo y la llamada “viveza criolla”, un cambio de gobierno no servirá de nada; seguiremos sumergidos en una decadencia social, con la diferencia de que pasaríamos a ser una democracia, pero ¿Cuántas democracias fallidas hemos visto en la actualidad y a lo largo de la historia? El hecho de que exista democracia no garantiza el éxito social y económico que buscamos para el país. Nuestro análisis exhaustivo se haría para deducir cual es la condición o condiciones suficientes óptimas para lograr el mencionado objetivo; para ello disponemos de casos históricos de países como China y Alemania, dos polos distintos que afrontaron regímenes similares, quedando completamente desbastados, pero luego, una vez que salieron de estos regímenes lograron convertirse en las grandes potencias que son hoy en día, usando diferentes mecanismos.

La dictadura de Mao Tse-Tung fue la más sangrienta que ha existido en toda la historia, ocasionando en total un aproximado de 78 millones de muertes, de las cuales, 45 millones fueron a raíz de la terrible hambruna provocada durante su mandato. Entonces ¿Qué fue lo que pasó para que China pudiera recuperarse de esta devastadora experiencia y se convirtiera en la potencia que es hoy en día?, la segunda economía más grande del mundo. Con la llegada de Deng Xiaoping, desarrolló su propia estrategia económica, llamada las cuatro modernizaciones en agricultura, industria, defensa nacional, ciencia y tecnología; mostrando de esta forma su eficacia; para 1975 la economía China había crecido 11,9%, notándose la mejora. Sin embargo el modelo Chino no es un ejemplo que queramos rescatar en nuestro análisis para la reestructuración de Venezuela, por más que a los chinos les haya funcionado; China es un país con muy poca libertad, y esto no es lo que queremos para Venezuela ya que el pilar fundamental para su reestructuración debe ser la libertad individual, respetando el proyecto de vida del prójimo. El modelo Chino es un caso único, particularmente a ellos les funciona por su determinada adaptación cultural, no obstante sería un error afirmar que China en lo económico tiene un modelo capitalista, por ser un país con tan rudas restricciones no existe de ninguna forma el libre mercado, transformándose la economía de dicho país en un mercantilismo entre el Estado y los allegados al mismo, confundiéndose de esta manera el capitalismo con el mercantilismo de Estado, lo cual es importante diferenciar porque esto no lo queremos para la futura renaciente Venezuela.

Para la reestructuración de Venezuela será indispensable el libre mercado. Está comprobado que los países más libres económicamente y con pocas restricciones son menos corruptos, mientras que los países con más restricciones por parte del Estado poseen los niveles de corrupción más elevados, es por ello que una economía de libre mercado será indispensable para disminuir la elevada corrupción que existe en los organismos burocráticos, como así también será indispensable retornar a sus verdaderos dueños todas aquellas empresas que fueron expropiadas durante la dictadura chavista; de esta forma se creara confianza y crecerán las inversiones nacionales y extranjeras. La inversión privada será clave para el crecimiento económico del país, esta a su vez generará nuevos puestos de trabajos indispensables para formalizar la economía, pero esto solo sucederá si se crea confianza en el mercado y se fomenta la libre competencia.

Por otra parte, el caso de Alemania sí se podría tomar como referencia para Venezuela. Fue con la llamada “economía social de mercado” impulsada por Ludwig Erhard que Alemania pudo superar el desastre económico causado por la segunda guerra mundial y convertirse en lo que es hoy en día, la cuarta economía más grande del mundo. Según Erhard, el cual era considerado el padre de la economía social de mercado, veía a dicha expresión como una redundancia, para él la economía de mercado ya era social sin necesidad de hacerla social, Erhard defendía su planteamiento diciendo: “entre más libre la economía, es más social”, este a su vez consideraba que la economía social de mercado era social porque “el ciudadano no es dependiente de asignaciones del Estado, de benevolencia de los partidos, de la tutela de organizaciones o de la conformidad desvelada de la comunidad del pueblo”

En Venezuela la instauración del  “Estado protector, Estado presente o Estado de bienestar” no es algo propio del chavismo, este es un sistema que tiene más de 60 años instaurado en la política venezolana. A medida que transcurría la segunda mitad del siglo XX el Estado venezolano fue creciendo de tal forma que el mismo cumplía más funciones en lo económico, pero sin embargo este no pudo evitar acontecimientos que marcaron de forma negativa la historia del país (Viernes negro de 1983, Caracazo de 1989), sucesos que demostraron la poca eficiencia de un Estado en crecimiento y cada vez más presente en lo económico. Muchos de estos sucesos marcaron un precedente para la llegada del chavismo, un error garrafal en la historia de nuestro país; ese Estado “protector” que venía en desarrollo desde fines del siglo pasado dio un salto con la llegada del chavismo al poder, aumentando su expansión y su intervención en la economía de forma arbitraria. Las expropiaciones, los controles de precios, la emisión monetaria y la corrupción son factores que propiciaron el derrumbe económico de la actualidad y todas las consecuencias que esto conlleva, es por ello que el caso alemán es un buen ejemplo del cual podemos partir para el rescate de Venezuela. Al buscar el bienestar por medio de la libre competencia se disminuye la necesidad de política social clásica.

Es importante analizar detalladamente la mayor cantidad de casos históricos y rescatar lo que veamos aplicable en Venezuela, siempre y cuando respete los principios de libertad en todo sus sentidos, y a medida de esto ir avanzando, siendo pragmáticos con la situación y el momento en el que toque aplicar estos mecanismos, modificando lo que sea necesario para que pueda ser viable según los requerimientos que exija nuestro país. Con disciplina, planificación y determinación Venezuela renacerá como el ave fénix y seremos recordados como los vencedores de lo imposible.  

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