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(Buenos Aires. 04/05/2020) La diáspora venezolana pensó que al salir de Venezuela se olvidaría del socialismo, pero éste los siguió a sus destinos.

En la actualidad más de cinco millones de venezolanos se han visto obligados a dejar su territorio nacional para empezar desde cero en un país y cultura completamente desconocida, entre ellos se encuentra quien escribe este artículo de opinión, un joven venezolano que en abril del 2018 decidió encaminar una nueva etapa de su vida en Buenos Aires – Argentina.

Al llegar a Argentina pensé que el socialismo sería una anécdota del pasado, un sombrío recuerdo que jamás volvería a experimentar, lo que nunca me imaginé es que el país que había sido la cuna del Che Guevara aún seguiría siendo tan devoto de las ideas empobrecedoras y mortales del socialismo; y mucho menos se me paso por la cabeza que debería explicar lo que desde Venezuela me parecía obvio y de conocimiento mundial, como las razones que hacen al régimen de Nicolás Maduro una dictadura.

A medida que fui conociendo la cultura argentina me di cuenta que el socialismo estaba más vivo que nunca. Comprendí que los pueblos no aprenden de males ajenos sino que tienen que vivir esos mismos males para que puedan aprender de su experiencia propia;  eso es algo que está empezando a experimentar el pueblo argentino tras su fallida elección de mandatario nacional el 27 de octubre del año pasado, en donde la fórmula Fernández-Fernández con las típicas promesas populistas le ganó con un amplio margen al entonces presidente Mauricio Macri. 

Sin dudas, para que regresara aquello que parecía estar muerto es porque se cometieron muchos errores durante el gobierno de Macri. Los problemas económicos existentes no fueron solucionados durante su mandato y los cambios estructurales de shock que debían darse no se realizaron, implementando un programa gradualista que fracasó y trajo como consecuencia la vuelta del kirchnerismo y peronismo, el cual con la excusa perfecta del coronavirus ha tomado medidas económicas y sociales que ya fueron implementadas fallidamente en Venezuela.

Los controles de precios, la liberación de presos, la emisión monetaria y la compra de alimentos e insumos a sobreprecio por parte del Estado son escenarios que ya los venezolanos conocemos y que ahora los volvemos a experimentar sabiendo desde una posición futurista como terminaran.

El socialismo está más vivo que nunca porque comprendió desde hace mucho tiempo que debía adquirir nuevas banderas más “atractivas”, más “sexy” y más “millennials”, es por ello que buscó adentrarse desde lo cultural mediante la educación, la ideología de género y el feminismo radical; banderas que le pertenece netamente al liberalismo ya que este es el defensor de las libertades individuales de todo tipo y de la igualdad ante la ley. Sin embargo el socialismo no se caracteriza por ser efectivo sino más bien por ser atractivo, una atracción que le sirve como arma mortal para engañar a los más ingenuos que lamentablemente son muchos.

Por este motivo desde el liberalismo debemos dar cada vez más la batalla cultural, no centrarnos solamente en las ideas de carácter económico y filosófico con terminologías difíciles de entender, sino haciendo el liberalismo “sexy”, así como los socialistas hicieron atractivo algo tan despreciable, lleno de violencia y odio. En el liberalismo a diferencia del socialismo lo haremos desde la verdad pero con sencillez para hacer ameno el mensaje de la libertad.

Debemos comprender que por más evidencias que demuestran la falacia socialista el socialismo nunca va a morir, siempre va a resurgir de una nueva forma y con un nuevo disfraz. En 1989 con la caída del muro de Berlín se pudo haber pensado en ese momento que el socialismo había caído junto al muro pero no fue así; en 1991 se pudo haber pensado que ya había sido su fin con la caída de la Unión Soviética pero tampoco fue así; en la actualidad podríamos pensar que el socialismo tras la devastación que ocasionó en Venezuela ya está completamente muerto y que es imposible que se siga expandiendo ya que no es atractivo para nadie pero no es así, el socialismo está más vivo que nunca y debemos estar preparados para enfrentarlo constantemente en las distintas formas que se presente.

Carlos Enrique Sánchez