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El bienestar de los docentes en Venezuela ha venido en picada, en su momento fueron bien pagados y en la actualidad son los subsidiarios del Ministerio de Educación. Me pregunto: ¿cómo sucedió esto? ¿Quiénes son los verdaderos responsables? Dos preguntas para la reflexión, pero que sólo tienen un culpable y es este régimen socialista que durante más de 20 años se ha dedicado a acabar al país. 

En tiempos pasados, llamada la cuarta república, los docentes podían trabajar y disfrutar de su salario. Lo que rendía el salario antes servía para ayudar a quienes tenían una forma de vivir ajustada o de mucha necesidad, se veían docentes de buen corazón comprando a algunos estudiantes los útiles, la merienda, uniformes y hasta mercado de alimentos para su hogar.

En estos momentos, la situación es al revés. En algunos casos, son los representantes quienes colaboran con los docentes y sus hijos. En Navidad, cuando le llegaban los aguinaldos a un docente, podía comprar los estrenos para la familia, pintar la casa, hacerle arreglos o modificaciones, cambiar algunos electrodomésticos, muebles o comprarlos nuevos, hacer la cena del 24 y 31, sin escatimar en gustos o esfuerzo. Al día siguiente, 25 y 1, ir de paseo y hacerle un regalo a sus seres queridos, todo esto y más. En estos momentos, quizás les toca compartir una hallaca en familia o rifarla porque tal vez ni alcance para un plato navideño.


Cuando se iniciaba un nuevo año escolar, el docente salía con emoción a comprar lo necesario para dotarse y empezar las clases, compraba lápices, bolígrafos, marcadores, libretas cartuchera, carteras o bolsos y sus uniformes, y además objetos personales, pero en estos momentos les toca revisar su armario y buscar entre la ropa a ver cuál pueden rescatar y mandar a remendar, sacar los útiles como se pueda, porque no se le puede solicitar a los representantes nada en la lista de útiles.


Cuentan que a los docentes se les veía en carro propio, viajes con sus familiares, sus hijos sanos por la buena alimentación, toda la familia bien vestida. Por ello, el docente era alegre y ayudaba a sus estudiantes como seres amorosos y con vocación que son, pero en estos momentos, con vocación no se llenan los estómagos, con voluntad no se paga el supermercado, el médico, el chofer del bus, en la panadería, al bodeguero, en la librería, en la zapatería, en las tiendas de ropa. Y los vemos con todas estas carencias y más, la de autoestima, agotados psicológicamente, carentes de afecto, cabizbajos y murmurando en pasillos y calles.


En estos momentos, los docentes son grandes en creatividad y resiliencia, porque no se dan por vencidos, hoy los vemos con nuevos roles, de niñeros, comerciantes, albañiles, barberos, peluqueras, costureras, reposteras, chef y muchos otros oficios inimaginables.


Amigos docentes, vamos a reflexionar, porque el antes no se parece al ahora y no me quiero imaginar el futuro por el camino que va esto. Sin embargo, los docentes son valiosos, son grandes, son exitosos, son admirables, son de bien y necesarios para la formación de nuestros ciudadanos.

Por eso, cuando uno se ve en el fondo, debe resurgir como la famosa ave Fénix. Estás a tiempo de rehacer tu futuro, ya que te veo exitoso, con un sueldo verdaderamente digno, reivindicado desde todos los puntos de vista. Por eso te invito a formar a tus estudiantes, llevarlos por el camino de la Libertad y que nunca se olvide este momento tristemente histórico que estamos viviendo.