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Desde mis tiempos de juventud, cuando estudiaba Economía recuerdo la efervescencia de los lideres del movimiento estudiantil hablando de Marx, Engels, Lenin; adicional a esto debo decir que tuve una gama de profesores excelentes en el campo académico, unos tantos chilenos expulsados por el otrora gobierno pinochetista, otros de nacionalidad española y profesores venezolanos, todos venian de graduarse y con estudios de post grado en reconocidas universidades del extranjero, pero había un problema, en su mayoría tenian convicciones socialistas; ello hacía que las clases donde se estudiaban materias de índole socio-económico se diera mas impulso a estas ideas y cuando le llegaba el turno a pensadores como Adam Smith, David Ricardo o Milton Friedman la discusión era sobrellevada con un “trabajo para la casa”.

De esta manera nació en mi el “gusano de la curiosidad” y me preguntaba: ¿Si ya me habian enseñado tanto de socialismo, porqué no averiguar por mi cuenta del liberalismo?, entonces me di cuenta que nadie hablaba de ello, muy poca bibliografía había en las bibliotecas al respecto, solo se conseguían los autores clásicos y uno que otro artículo en la prensa escrita, (recuerden que para aquel tiempo no existía el internet) y es allí donde quiero resaltar el origen de todo lo que está pasando en nuestro país y en otros de América Latina afortunadamente ya superados o en franco proceso de recuperación.

Es indudable que las generaciones universitarias de los 60, 70, 80, 90 y mas aún la de los años 2000 fueron manipuladas en cuanto al análisis y visión del origen de los fenómenos socio-económicos, donde los académicos mas “ligh” veían al populismo como la panacea para resolver los problemas que tenian nuestras sociedades, pensadores filosóficos como Ernesto Laclau o economistas como Keynes y Marx, por nombrar los mas relevantes, son ampliamente estudiados en las escuelas de pregrado y postgrado de sociología y economía, ello nos llevó por la senda del populismo clásico [Lázaro Cárdenas (México), Juan D. Perón (Argentina) y Getulio Vargas (Brasil)], los neo-populismos [Carlos Salinas de Gortari (México), Carlos Menem (Argentina), Alberto Fujimori (Perú), Fernando Collor de Melo (Brasil)] y los populismos del siglo XXI o radicales con aromas delincuenciales [Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia),  Rafael Correa (Ecuador), Lula Da Silva (Brasil), Néstor y Cristina Kirchner (Argentina)]; pero incluso si vamos mas atrás vemos que nuestras sociedades, especialmente la venezolana, peruana, ecuatoriana, colombiana y boliviana, son hijas de la revolución francesa, que aunque muy pintoresca ya acariciaba la piel del populismo, a diferencia de la revolución o independencia norteamericana con claros indicios de libertades individuales y libertad de mercado, he allí la dicotomía o el contraste del planteamiento filosófico y político entre Bolívar y Miranda, este último como conocedor “in situ” de las dos revoluciones, por tanto, puedo afirmar sin temor a equivocarme que nuestro nacimiento republicano esta plagado de caudillos populistas heredados hasta la época actual.

Ese contraste histórico de esos fenómenos sociales europeo y norteamericano, así como los pensadores clásicos y modernos del liberalismo tales como Smith o Hayek, no han sido suficientemente difuminados, pincelados, desmenuzados en las escuelas de economía. Es el desastre actual que trajo ese populismo del siglo XXI, o lo que es lo mismo socialismo del siglo XXI, precedido por el populismo clásico y el neopopulismo, lo que nos a hecho voltear hacia la filosofía del pensamiento económico liberal y es sin ninguna duda la filosofía del pensamiento que mas se adapta a la naturaleza del hombre. La intrínseca y natural LIBERTAD viene incrustada en los genes de la creación de nuestra especie con un criterio anexo de racionalidad. La naturaleza intrínseca de libertad de pensamiento, de ideas y del equilibrio ciudadano moderno está llamado a sustituir el modelo populista, cambiando incluso el léxico de palabras como pueblo por ciudadano, igualdad por libertad. Es por allí donde debemos comenzar en la formación de las nuevas generaciones, mostrando un análisis realista y de contraste de los pensamientos políticos, económicos, sociológicos y filosóficos que nos trajeron a este desastre.

Tomando como premisa que desde el origen de la humanidad es el conocimiento científico quien ha vencido a la oscuridad, el que nos da la certeza del progreso y del desarrollo, sin menoscabo a la pluradidad del pensamiento en un modelo de sociedad liberal debe prevalecer la educación ciudadana y dar respuesta científica a interrogantes: ¿como llegamos a esto?, ¿Qué variables o hechos históricos nos trajeron a este desastre?, ¿es el dogmatismo al caudillo y no el pragmatismo de las ideas lo que nos hizo caer en este pozo oscuro y tenebroso?, ¿Qué debemos hacer para que mas nunca se repita?. Parafraseando al filosofo griego Aristóteles: “Solo una mente educada puede entender un pensamiento diferente al suyo sin necesidad de aceptarlo”.

Alberto Matute, Coord. Consejo de Gestión Pública-Apure