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Cómo no recordar en estos tiempos propios la novela de la escritora Margaret Mitchell “Lo que el viento se llevó”, publicada durante el año 1936, ganadora del prestigioso Premio Pulitzer el año 1937 y convertida en leyenda del séptimo arte, al ser llevada exitosamente a la pantalla del cine en el año 1939. 

La obra desarrollada en el marco de la Guerra de Secesión Civil estadounidense (1861-1865) y sus momentos posteriores inmediatos describe los estragos ocasionados por este hecho histórico, la destrucción de ciudades, pueblos, bienes y, la violación de la propiedad privada; en fin, el arribo de la miseria. En analogía con lo que pudiera ocasionar los vientos huracanados, fuerzas naturales intensas e irrefrenables que arrasan todo lo que se encuentran por delante, “Lo que el viento se llevó” se refiere a las terribles consecuencias de esta guerra de secesión para el Sur de los EEUU; la pérdida de ésta, la destrucción de una sociedad y, por supuesto, el desmoronamiento de una cultura arraigada en el sur de este país. 

El título del presente artículo no es casual, tampoco es novedoso, simplemente es intencional dada las particularidades entre ambos momentos, aquellos (externo) y los nuestros (internos), distintos contextos pero consecuencias semejantes en cuanto a destrucción y necesidades de renacer. 

Cuando apreciamos lo que ha ocurrido en nuestro país a lo largo de la ocupación socialista no podemos dejar de evocar las descripciones hechas en este libro por su autora a lo largo de su contenido y lo que ha pasado y acontece en Venezuela también, una tierra “arrasada” como producto de las acciones criminales de quienes en nombre del socialismo han “conducido” nuestro país, la corrupción, la violación de los DDHH, las expropiaciones, el robo, el autoritarismo, la improductividad, la pérdida de valores y principios y lo que es más grave aún, la pérdida de la libertad. 

En este sentido y si nos aproximamos, desde las detalles de la historia novelada, a los hechos políticos, económicos y morales vividos por los ciudadanos en la Venezuela de las no podemos dejar de preguntarnos: ¿Con que arrasó el sistema político socialista en Venezuela? ¿Qué cosas no ha podido exterminar éste en nuestro país? ¿Cuáles han sido algunas de las imprevisiones del régimen socialista? ¿Está Venezuela todavía de pie? ¿Qué hacer? ¿Cómo reconstruir el país?…

El socialismo instaurado en Venezuela, bajo el nombre de Socialismo del siglo XXI, con el propósito de engañar y hacer creer que era algo distinto, una mentira más del régimen, exhibe, entre muchas acciones perversas, las siguientes:

(a) Arrasó con la propiedad privada, vulneró un derecho fundamental del hombre y afectó ampliamente la producción y la economía del país.

(b) Saqueó la industria petrolera, primera fuente de ingresos del país y la redujo a la improductividad.

(c) Desmanteló el sistema institucional: universidades y centros de investigación, medios de comunicación de masas, organizaciones gremiales y profesionales; en líneas generales desmanteló las instituciones públicas del país, incluyendo poderes ejecutivo, judicial y moral.

(d) Devastó la paz de los ciudadanos con el uso y abuso de la autoridad desatando la violencia verbal y física y la instauración.

(f) Socavó la integridad moral de los ciudadanos de este país propiciando la desesperanza, el conformismo y la desconfianza. En pocas palabra, acciones que resumen: “Lo que el socialismo arrasó”.

En una próxima entrega, ahondaremos sobre esta baraúnda que el socialismo ocasionó y sus consecuencias para la vida política, económica y social del país. Así mismo, observaremos que el socialismo no ha podido lograr todos sus propósitos y no ha conseguido quebrar la capacidad de resistencia e integridad moral de sus ciudadanos quienes soportan, digieren y sobrellevan el arrase perverso, pero, que también se preparan para enfrentar la batalla final contra el sistema socialista y sus representantes.

Denni Rafael León Arnesen
@DenniLeon 
Coordinador de organización de @VenteBarinas