(Bogotá. 25/05/2020) «La llegada de los buques iraníes a Venezuela constituye un hecho con mucho significado político. Quizá mucho más que tantos eventos sucedidos en los últimos meses.
El madurismo se asestó una puñalada mortal; quedó desnudo y al descubierto; quedó sin ninguna carta que mostrar a sus mismos poquísimos seguidores; quedó sin argumento para ofrecer ningún vestigio de esperanza a sus acólitos. En fin, quedó en evidencia ante los suyos que, su permanencia en el poder es para sólo, y únicamente sólo, el resguardo y beneficio de su cúpula putrefacta.
¿Por qué esto es así? Porque siendo Venezuela un país con un inmenso potencial petrolero, que cuenta con la mayor reserva de hidrocarburos del mundo; y que el régimen no se preocupe por hacer el más elemental esfuerzo por reactivar, aunque sea mínimamente, ese inmenso potencial; sino que, indiferente ante esa realidad, se dedique a esquilmar las otras fuentes de riqueza natural que nos queda, para, cual ratero malandro, salir corriendo a cambiarlas por gasolina, a precio de «gallina flaca», con otro régimen aprovechador y sátrapa que no le importa sino desestabilizar todo lo que tenga que ver con el orden en el mundo.
Todo lo cual demuestra -y es precisamente el mensaje subyacente que será captado en la conciencia colectiva- que este régimen ya no da para otra cosa que no sea la de ser UN REPARTIDOR DE MISERIA.
Falta de nuestra parte, emprender las acciones que nos corresponde, en auténtica unidad; y, sobre todas las cosas, con decidido sentido de patria.»
Iván Ibarra