El concepto de ciudadano y con ello, de ciudadanía, como muchos otros, tienen sus antecedentes en las nociones concebidas, fundamentalmente, en la antigua Grecia y seguidamente en Roma. En ambas, la ciudadanía se determinaba por ciertas prerrogativas y obligaciones que evidenciaban el desempeño de las personas investidas de tal carácter, destacando en Grecia:
– El ejercicio de los asuntos identificados como públicos en referencia a la administración de la «polis».
– El derecho de propiedad particular sobre determinado lote o lotes de terreno.
– Acceso a la justicia.
– Aprovechamiento de beneficios sociales.
En relación a las obligaciones, se determinaban los servicios en los que el ciudadano debía participar, especialmente en el ejercicio del servicio militar.
En cuanto a Roma, la ciudadanía se ponía de manifiesto a través de aspectos muy idénticos a los ya desarrollados en Grecia, aunado al hecho que en principio era atribuida a las personas nacidas en Roma y posteriormente por extensión a los ciudadanos libres nacídos en localidades objeto de la expansión romana (edicto de Caracalla 212 DC). En esta destaca:
– Adquirir propiedades.
– Ejercicio del comercio.
– Derecho al matrimonio.
– Ejercicio del sufragio.
– Ejercicio de la función pública.
Para los siglos XV y XVI, con el surgimiento de los Estados-Nación (España y Gran Bretaña), la ciudadanía se ciñó a los integrantes de la monarquía absoluta donde la mayoría de la población eran catalogados como «súbditos» careciendo del estatus de ciudadanía. Esto motivó el inicio del surgimiento de expresiones como las de John Locke (1632/1704) quien basado en los postulados del reconocimiento de los derechos naturales, que ya se venían divulgando a partir de la edad media, se opuso al poder absolutista procurando eliminar los abusos y el despotismo sobre la población. El contenido de la exposición de Lock se centraba en:
Todos los seres humanos poseen por igual derechos naturales a la vida, la propiedad y la libertad de tal magnitud que ningún Estado puede violar. Con dicho postulado, John Locke sienta las bases de la ciudadanía moderna cuya característica fundamental es el ejercicio de la libertad.
Ya para el siglo XVIII, las expresiones de Lock y otros, se convierten en el referente determinante, que crea las bases para los movimientos libertadores del hemisferio occidental, teniendo su primera manifestación en 1776 con la declaración de independencia de los Estados Unidos, donde se plasman los derechos del hombre y del ciudadano, y en consecuencia la Carta de Derechos (1789) que le da fundamento a la constitución de dicha nación. Ambas declaraciones inspiran a la Revolución Francesa y con ello a todos los movimientos libertadores de la América.
De los citados apuntes se evidencia que es el hemisferio occidental, particularmente en AMÉRICA, donde se gesta el ideal de libertad y con este, el reconocimiento y establecimiento de los derechos fundamentales que hoy reconocidos por el mundo civilizado.
En este sentido, el ciudadano de esta Venezuela, inserta en el corazón de la América que constituye el epicentro de la Libertad del hemisferio occidental, que, a la vez, ha llevado dicha libertad a diferentes lugares del globo terráqueo, debe sentirse personalmente orgulloso de contar con el acervo histórico, cultural, tradicional e ideológico de saberse libre y de este modo descollar ante el mundo destrozando las cadenas de cualquier tiranía propia y extraña.
Necesario es que el ciudadano de Venezuela tenga conocimiento y la convicción que al hablar y tratar la libertad, no se está haciendo uso de un discurso sin sentido, por el contrario, la libertad de Venezuela lo es en lo real, asunto que así es reconocido por la constitución de la República al establecer que es irrenunciable no pudiendo ser sometida por nadie.
De este modo, Venezuela es libre, lo que exige ya no declarar libertad sino desarrollar ejercicios de libertad como ejercicios de ciudadanía.
Pasemos de la contemplación a la acción ejercitada de la libertad.
Asdrubal Romero Silva
Secretario político municipal – DEM Barinas