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Mientras en China comunista en el primer decenio de los años 2000 le daban una bienvenida en alfombra roja a McDonald´s, en Venezuela los espantaban. Mientras Chávez recorría el mundo denunciando el «capitalismo salvaje» y el «imperialismo norteamericano», los chinos les estaban dando la bienvenida a los inversionistas norteamericanos, ofreciendo todo tipo de facilidades económicas y promesas de seguridad jurídica, aumentando el empleo y creciendo sostenidamente a tasas de casi 10 por ciento anual. Los jerarcas chinos mantienen un discurso político marxista-leninista para justificar su dictadura de partido único, pero en la práctica están llevando a cabo la mayor revolución capitalista de la historia universal, después del XVI congreso comunista china de 2002, que acordó «deshacerse de todas las nociones que obstaculizan el crecimiento económico».

Los Estados que progresan han crecido gracias al aumento de las inversiones productivas, porque solo aumentando las inversiones se puede lograr un crecimiento económico a largo plazo, que ofrezca oportunidades de empleo. En la nueva geografía política mundial hay dos tipos de naciones: las que atraen capitales y las que espantan capitales y todos sabemos que Venezuela desde hace 20 años es una nación espanta capitales.

La inseguridad es uno de los principales factores de atraso en América Latina, porque está frenando las inversiones, es por ello fundamental una vez salgamos de esta tragedia, lograr la desocupación del territorio venezolano de todos los grupos irregulares que hacen vida en el país Farc, ELN, Hezbolá, colectivos, carteles, aunado a Irán, Cuba, Rusia y China para poder recibir todos los inversionistas en un país con hambre de desarrollo.

El discurso anticapitalista de Chávez desató una fuga de capitales de 36 mil millones de dólares y provocó el cierre de 7 mil empresas privadas en los primeros años de instalación del régimen.

Los países latinoamericanos necesitan más reformas capitalistas, más apertura económica, más libre comercio y menos discursos pseudorrevolucionarios. Los países que avanzan son los «captacapitales» de cualquier signo. Los que retroceden son los «espantacapitales». Ofrecer previsibilidad, seguridad jurídica y un clima favorable atrae a los inversionistas, claro, todo esto es totalmente inviable mientras el régimen ocupe el poder. Será necesario refundar la República para poder impulsar desde nuestro ordenamiento jurídico un país con condiciones liberales, de libre mercado en donde se defiendan las libertades individuales como principio fundamental.